Se queja Rouco del "relativismo rampante" en el que viven sumergid@s l@s jóvenes, señalándolo como una gran amenaza, ofreciendo como alternativa su relativismo propio, que concede indulgencias según las circunstancias (como la participación en grandes boatos como estas jornadas que ahora ocupan Madrid) e incluso ofrece en oferta el perdón de los pecados más horripilantes, como el aborto (no se habla de otros, sólo de este, por supuesto ni se mienta el tema de la pedofilia o similares, y es que según quién cometa el pecado, o a quién se asocie, la cosa cobra más o menos importancias...).
Eso sí, no todo es variable, la obediencia a la jerarquía se mantiene como algo absoluto, incluso para marcar lo que es relativo y lo que no.
¿Cómo echar raices entonces, según pide Rouco? Para echar raices es necesario pisar la tierra, tomar contacto con la propia experiencia, la propia historia, sumergirse en la propia vida y en la común, para desde ahí poder ir enraizando, o incluso rizomando, para poder crecer según vaya encontrando nutrientes... Y eso es algo que no se puede dictar desde las alturas, sino que es una aventura que cada un@ debe correr.
Y es que la iglesia católica hablan mucho de la fé en Jesús y en sus representantes... Pero no dan muestras de la fé que Jesús tenía en los hombres y las mujeres que se encontraba. Si creyeran más en nosotr@s, no se preocuparían tanto en marcarnos el camino.
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