Es impresionante echar la vista atrás y pensar en el escepticismo que habríamos manifestado si hace un año alguien nos hubiera dicho que sería posible acceder al transformar los ayuntamientos de ciudades como Barcelona, Madrid, Zaragoza, Coruña, etc., según las claves de los aprendizajes colectivos que se han ido desarrollando a partir de la explosión 15M. Pero sí, ahora resulta que es posible comenzar a transitar estas nuevas rutas y ver donde nos llevan.
Pero al mismo tiempo, tengo que reconocer que tras la campaña de Ahora Madrid, que día a día consiguió ir contagiando más alegría e ilusión a quien se acercaba a ella, soñaba con una victoria clara y contundente en Madrid. Cuando lo contaba a mi alrededor no me creían, pero yo estaba seguro de que por fin Madrid se quitaría de encima toda la caspa y apostaría por la decencia y la justicia.
Pero no. No hubo un vuelco tan grande. Más de medio millón de personas siguieron avalando con su voto la corrupción sistemática, la chulería por encima de leyes y normas, el llamamiento al linchamiento descerebrado en vez de al análisis sensato. Y este aval sobre todo provino de los distritos mejor posicionado económicamente, llegando por ejemplo a obtener el PP más del 50% de los voto en el bario de Salamanca.
No lo entiendo. No lo puedo entender, la verdad. Pase lo que pase, hagan lo que hagan, hay miles de personas, mayorías de barrios concretos, dispuestos a no ver, a no escuchar, a no pensar. A cerrar los ojos a realidades como los desahucios, que han llegado a ser tan mediáticas, al hambre, al paro y la falta de ingresos de tantos y tantas.
Con dos cojones!!!!Escuchad lo que dice Wyoming.No tiene desperdicio!!!
Posted by Manuel Sanchez on Lunes, 4 de mayo de 2015
Esto no puede llamarse de otra manera que complicidad. Si pese a todo lo que ha llovido medio Madrid apuesta tan claramente por mantener a quienes tanto daño han hecho a la ciudad y sus gentes, es porque no han terminado de creerse que exista otra realidad que la suya, que aunque se haya visto removida por la crisis económica no se ha desmoronado. Porque mientras en muchos barrios y familias se concentran el paro, la ausencia de vivienda y la desesperanza, en otros estas realidades sólo aparecen en los telediarios, como si nos estuvieran hablando de otro país, no del nuestro, tan supuestamente desarrollado. Y desde esa posición de privilegio se atrincheran en sus miedos, bajando la mirada para encerrarla en su propia realidad y apoyando a toda aquella, como en este caso, que les ayude a levantar barreras que garanticen su inmunidad.
Se ha hablado mucho del 99% frente al 1% de super-ricos. Pero no es literal. Hay grandes redes de gentes tremendamente imbricadas en el sistema, dispuestas a priorizar la protección de su estatus a cualquier precio, por encima de cualquier circunstancia.
Por eso no nos queda otra que volver a los clásicos y retomar la lucha desde abajo, desde los desposeídos. Enfrentar las resistencias, abrir nuevos caminos, remover estructuras, prohibir privilegios. Desmontar todo este castillo protector tan sólo de algunos, poniendo en común los materiales que antes estaban solo al servicio de algunas personas.
Para que no quede otra que dejar de mirarse el ombligo y construir, con otras, la ciudad.
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