Este fin de semana ha servido para despejar ilusiones que venían conviviendo con nosotr@s desde hace ya demasiado tiempo, para aclarar el horizonte y poner las cosas en su lugar.
El sábado se presentaron en Madrid las marchas de la dignidad, andares comunes en formación permanente a través de los encuentros con los diferentes pueblos y ciudades que atravesaron. Un caminar continuo, esperanzado, pese a los muchos castigos sufridos desde hace tiempo por quiénes decidían ponerse en marcha. Había razones, había motivos, pero sobre todo, había un motor que empujaba frente a las dificultades: la dignidad individual y colectiva puesta en marcha cada vez a más revoluciones.
Así llegaron a las puertas de Madrid, convocándonos a quienes aquí vivimos a dejarnos empapar por su solidaridad en marcha, por su lucha por un horizonte donde todos quepamos sin tener que pedir permiso ni disculpas para vivir de una manera digna. Y así transcurrió la jornada hasta que de nuevo se torcieron las cosas, con la excusa de unos encapuchados que casualmente siempre aparecen a la misma hora, justo antes de que abran los telediarios, como para asegurarles a estos jugosas y distorsionadas imágenes de las marchas.
Los medios generalistas pudieron así jugar a su antojo con la información: unos magnificaron el cierre abrupto de la manifestación, otros la invisibilizaron de la manera más burda, y otros, en el antaño considerado como periódico de gran tirada más progresista, se limitaron a hacer de altavoz de la versión oficial, dando por bueno en portada el recuento policial, a todas luces absurdo para quien haya presenciado una de las mayores movilizaciones de los últimos años, y limitando su demanda de una transformación real del sistema a unos simples "gritos contra los recortes".
Hoy, con la muerte de Adolfo Suarez, se lanzan grandes loas a la transición, la democracia, la pluralidad... Y nos encontramos que no es sólo esta persona, símbolo de tantas cosas en nuestro país, quien ha desaparecido, sino que ya hace tiempo nos dimos cuenta de que esos valores que representaba para muchos, no son más que espejismo en la España actual. Por eso los medios del "regimen" terminan olvidando sus supuestas diferencias para cerrar filas en torno al mismo. Como ocurría antaño...
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