Con gran pompa y boato se ha anunciado hoy que la Comunidad de Madrid va a entregar 1000 pisos a Cáritas. Como si esa fuera la solución a la violación sistemática del derecho a una vivienda digna que sufren tantas personas y familias en nuestro país. Pero además se aprovecha la ocasión para seguir marcando las pautas sobre en qué consiste este derecho, que sólo se reconoce, parece ser, a "la gente honesta".
El mundo está lleno de gente aprovechada que no paga porque no quiere y a quienes encima les gusta ocupar pisos vacíos, parece ser. Porque una familia que no tiene ingresos estables o éstos consisten en una paga de 300-450 euros, a la que ningún banco concederá nunca una hipoteca y que no entra en la mayor parte de los planes de vivienda de protección oficial, si ocupa es porque quiere, porque anda que no hay calles (eso sí, sin hacerse notar mucho, y por supuesto sin construir algo parecido a una chabola, porque si no enseguida te recuerdan que eso está prohibido). Porque las familias que son desahuciadas por el IRIS y por el IVIMA (que las hay, por mucho que lo quieran negar, y otras muchas amenazadas de desahucio), se niegan a borrarse del mapa, mientras ven como sus pisos en ocasiones permanenecen vacíos durante años, lo cual es una invitación clara a ocupar. Porque si su expulsión sirviera para que otras familias pudieran tener una vivienda, algo de sentido se podría encontrar. Pero ser echado a la calle para mantener cerrado un piso... ¿Qué mayor agresión que esa?
La excusa que se ha dado hasta ahora es que esas viviendas no estaban en condiciones para vivir en ellas. Ahora la reforma que debería haber afrontado la administración la tienen que realizar voluntari@s de Cáritas. Un negocio redondo: buena imagen, puesta a punto de viviendas que no se han querido mantener en condiciones, señalamiento de unos cuantos chivos expiatorios culpables de todo...
Porque está claro que el problema de la vivienda en este país nace a raíz de las familias que pudiendo dormir en la calle o hacinadas con otras en similares condiciones se empeñan en tomar por su cuenta (y riesgo) lo que debería ser un derecho garantizado.
Ésta es la empanada que nos quieren vender...
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