Pobreza
Ayer lunes empezó la Semana contra la Pobreza, cuya fecha principal es el próximo jueves, que será el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Hala, ya he debido de perder como el 80% de los lectores de este artículo, porque estamos hartos de que nos hablen de pobres. Sobre todo porque los pobres pobrísimos, esas más de 600.000 familias con montones de niños que hay ahora mismo en España sin ningún ingreso, y a las que este tema interesaría cantidad, no es nada probable que me lean (no tienen ni dinero ni aliento para ver periódicos). Luego está la enorme masa media que anda llegando a final de mes con muchos apuros y que, agotada por la crisis, no quiere recordar una realidad que le amarga y le angustia (porque podrían caer en ese abismo en cualquier momento). En cuanto a los ricos, e intentaré no hacer demagogia, no es que odien a los pobres, sino que me parece que la mayoría son unos marcianos que ignoran por completo la realidad española. Además, es fácil olvidar a los paupérrimos porque desaparecen: al final no salen de sus casas ni para protestar porque no tienen para el billete de metro. La verdadera marginación es invisible. Por eso me parece estupendo que el próximo jueves las más de 1.000 organizaciones que forman parte de la Alianza Española contra la Pobreza salgan a la calle a recordarnos unas cuantas verdades incómodas. Como, por ejemplo, que, según expertos en la Hacienda Pública, se pierden 90.000 millones de euros al año por el fraude fiscal, perpetrado en un 72% por grandes empresas y fortunas; que, según el Observatorio de la Responsabilidad Social Corporativa, 33 de las 35 empresas del Ibex 35 tienen fondos en paraísos fiscales; y que en el último y penoso año de dolor social, en España han aumentado un 13% los millonarios. Digo yo que habría que hacer algo con todo eso.
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