"Hace no mucho tiempo –yo soy un hombre muy mayor y
recuerdo cosas que vosotros sois demasiado jóvenes para recordar–, hubo
un periodo en el que la gente pensaba en términos de contrastes entre la
clase media, gente segura y con dinero, mirando hacia delante, mirando
hacia arriba, soñando con mejoras en su vida, y, por otro lado, los
proletarios, gente que vivía en la miseria, todos muy cerca o por debajo
de la línea de pobreza.
Esta distinción se está
borrando, ya que la clase media y los proletarios empiezan a conformar
una clase conjunta. A eso yo llamo precariado, de precariedad.
Y precariedad significa gente que no está segura de su futuro. Las
leyes salvajes del mercado implican que una compañía devora a la
compañía de al lado, y en la siguiente ronda de austeridad hay gente que
será despedida y perderá los logros de su vida. Los logros vitales ya
no son un valor seguro.
Los sociólogos, después de la guerra, nos han hablado de la generación del boom,
de la generación X, de la generación Y, de la generación tal y cual, y
ahora nos hablan de la generación ni-ni: jóvenes que no tienen educación
y no tienen trabajo.
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