Piel con piel.
Estar.
Sentir.
Tocar.
Piel con piel.
La única puerta que abre,
más allá de las preguntas
sostenidas en lo humano,
un camino de esperanza.
Piel con piel.
Saberte aquí.
Conmigo.
Confiar el futuro
a nuestra presencia compartida.
Construir así la fe
nuestra de cada día.
Piel con piel.
Lo único que nos queda.
Lo primero a entrelazar.
Piel con piel.
Gracias a Enrique por su sabiduría
y ejemplo de vida contruida
desde el encuentro desnudo
con quién más jodido estaba.
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