Pues por acá va otro texto de Alba Rico, esta vez en diálogo directo a muchos de los cuestionamientos actuales en torno a la democracia, sacado también de "La ciudad intangible". ¡Ay, si de verdad nos diéramos cuenta de esto!
"El voto fue originalmente una concesión del ciudadano virtualmente armado, depositario siempre de una fuerza formalmente superior, a los gobiernos; hoy, al contrario, es una concesión que hace el gobierno armado, a condición de que sea compatible con el "mundus" capitalista, a los ciudadanos inermes. Se ha olvidado, en efecto, que en el marco fundacional de la legitimidad histórica del estado de Derecho es la capacidad de rebelión la que concede el voto al pueblo y este voto, pues, no es una concesión del gobierno sino, más bien, una concesión que el pueblo hace al gobierno. Cuando los políticos pretenden que el voto mismo es la "solución" y no el instrumento subrogado de una virtual rebelión permanente y reconocen, así, al mismo tiempo, a los pueblos incapaces de rebelión y a los votos privados de capacidad decisoria con la frase "¿para qué rebelarse si podemos votar?", hace falta mucho sufrimiento, mucho sometimiento, mucha violencia directa para que la población de un país haga este descubrimiento maravilloso pero fatal, pues afirma definitivamente la discontinuidad entre rebelión y voto: "¿para qué votar si podemos rebelarnos?"."
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