La vida se renueva, se regala una y otra vez y crece en esta ofrenda continua. Por segunda vez acogemos en nuestros brazos a una pequeña niña que viene para quedarse y acompañarnos mientras crecemos junt@s. Porque de nuevo, este nacimiento se acompaña de muchos otros en cada un@ de quienes tenemos la suerte de estar alrededor. Pero quizás el más hermoso es el renacer de esa madre que acoge y nutre, que abraza y consuela, esa madre fuente de vida.
Y es que contemplando esa estampa de nuevo tan cotidiana no puedo evitar acordarme de una estremecedora canción de Miriam Makeba, "Khawuleza". "Khawuleza mama" ("de prisa, mamá") era el mantra con el que los niños sudafricanos esperaban el regreso de sus madres mientras veían merodear a la policía del régimen racista: "Khawuleza mamá, por favor, no dejes que te atrapen". Porque no hay nada más valioso.
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