Una cuestión fundamental lanzada al aire por Villasante en su interesante libro "Redes de vida desbordantes":
"Cuando alguien se cae en un pozo y se puede haber partido algún brazo, no solemos ayudarle a salir tirando de lo que tenga más dañado, sino que le ayudamos tirando del lado sano, del brazo que está bien, como es lógico. Y eso lo hace el sistema de poderes habitualmente a partir de los fetiches que se han ido construyendo sobre nuestras carencias. Los dispositivos y las técnicas en que entrenarnos las podemos crear a partir de tirar de los goces y no tanto de las agonías y de sufrimientos de la gente. Es cierto que hay que responder a las carencias, a los problemas y necesidades que se nos plantean en toda su angustia, pero esto se puede hacer de muchas formas. Tanto lo "agonístico” corporal compulsivo (a lo Foucault y la crítica-crítica posmodernista) como la
“compasión” con el sufrimiento de la otra persona (a lo humanista de la liberación cristiana o ecosocialista) son habituales de grupos activistas implicados, pero aún no llegan a "tirar del brazo bueno”, sino a denunciar las injusticias del sistema. ¿Qué dispositivos entrenamos para sacar las potencialidades creativas de la gente y también las nuestras? ¿Cómo se puedan aprovechar los "afectos alegres” y sus potencialidades creativas?
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