Hoy hablaba con una vecina del barrio sobre la plaza que hay al lado de su casa, situada en una zona donde los bloques de viviendas no se acompañan de kioskos, comercios ni locales de otro tipo, dejando las calles desnudas, acompañando el tránsito de los vecinos hacia otros lugares, ya que allí no hay mucha razón para quedarse. Lo que si que hay en medio de los bloques de edificios que conforman esa zona es una plaza. Y en esa plaza, por lo que me contaba esta vecina, hasta hace no mucho hubo bancos. Y mira tú por donde que a la gente le dio por sentarse, y no un rato, no, sino que aprovecharon para transformar el espacio vacío de la plaza de cemento en un lugar de encuentro. Pero claro, debe ser que la verdadera función de los bancos era decorativa, o que la gente que se juntaba no es la que debía hacerlo...
El caso es que el ay-huntamiento terminó quitando los bancos. Y ahí ha quedado, la plaza desnuda, ofreciendo nada más que un espacio vacío sobre el cemento. Y la gente pasando, de nuevo, de un lado a otro.
Un verdadero monumento (por desgracia, no el único, ni mucho menos) sobre lo que nuestra autoridades tienen en la cabeza cuando piensan en un "espacio público": un lugar para transitar, jamás para permanecer. Porque estar, encontrarse... es una actividad peligrosa que hay que extirpar de raíz, como hicieron con los bancos.
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