En el aire unas velas
acompañaron el último abrazo,
las últimas risas y guiños
sostenidos en la red
y las raices de un huerto
lleno de magia infantil.
10 años, 1 mes y 10 días
después de abrir una puerta
hacia la intimidad compartida,
el caminar y los encuentros
de un barrio construido
en la calle, en el encuentro,
entre el dejarnos llevar
y el aprender a esperar,
festejo la vida
y el futuro que legamos.
Muchos han sido los pasos,
los devenires,
los diferentes estares.
Muchas las búsquedas,
las inquietudes,
y aún mayores los tesoros
escondidos en las huellas
que hemos ido caminando
en estos 10 años, 1 mes y 10 días.
Y es justo ahora que marcho,
cerrando la maleta hacia nuevos horizontes,
que siento esta tierra, este espacio, este tiempo
como hogar, como barrio,
como un nosotrxs querido.
Sé que habrá nuevos tesoros
en este caminar que sigue
ahora en nuevos territorios.
Quién sabe qué construiremos,
si llegaremos más lejos...
Lo único que sé hoy,
pese al adiós inminente,
es que soy de Tetuán.
Ahora y siempre,
en camino,
a cuestas con este barrio
que me enseño a respirar
y a poner pies en la tierra.
10 años, 1 mes y 10 días.
Y un huerto,
sostenido en la raices
y redes entrelazadas
con los sueños infantiles,
como testigo.
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