Pero como al mismo tiempo es necesario poder cargarse de razones para poder apoyar (o no) a alguien el 20-N, porque si no va a ser difícil hacer el trayecto hacia el colegio electoral, dada la sensación de absurdo que cada vez se hace más presente en este tipo de campañas, hoy he echado un vistazo a los programas de aquellos partidos que me dicen algo: Izquierda Unida, Izquierda Anticapitalista y Equo.
La verdad es que ha merecido la pena el esfuerzo. Sin haber profundizado demasiado, ya que eso requiere de un tiempo del que no dispongo, he podido sacar dos conclusiones por el momento:
- El discurso "de izquierdas" sigue siendo previsible y sin novedades de interés. Los programas de las dos "Izquierdas" (Unida y Anticapitalista) tienen muchos más puntos en común que diferencias, y transitan por los espacios comunes de siempre: protección de los servicios públicos, políticas de género e igualdad, antimilitarismo y solidaridad genérico e internacionalista. Nada nuevo bajo el sol y poca conciencia de las limitaciones de estas propuestas. Un ejemplo: efectivamente es importante defender lo público, pero eso no es garantía de servicios de calidad para tod@s, especialmente para los que están en situación más difícil. La gestión estatal no asegura la universalidad efectiva si esta no se busca explicitamente. Es garantía, eso sí, de mejores condiciones para los profesionales, lo cual es legítimo defender, pero conviene aclarar que esto puede hacerse aún a costa en ocasiones de olvidar los objetivos fundamentales: lo realmente esencial y a promover es una educación de calidad y trabajar por la salud de tod@s, y no el sistema educativo y sanitario, que son sólo medios al servicio de esos fines.
- Pese a algunos escenarios comunes con lo anteriormente dicho, el programa de Equo presenta algunas novedades realmente sustanciales a mi modo de ver. La simple lectura de algunas de sus propuestas ya muestra que, por de pronto, no ha sido realizada sólo por "profesionales de la política". Hay elementos más cercanos, más accesibles para el/ la ciudadan@ de a pie. Pero, sobre todo, hay un cambio de posicionamiento que es el que aporta las principales novedades. Como muestra, un botón: de estos tres programas (y me temo que de todos los de los partidos en liza), es el único que propone como objetivo algo tan esencial como "eliminar la exclusión y la pobreza extrema, garantizando los derechos fundamentales". Reconocer que en España existe la pobreza extrema y que la erradicación de ésta es un compromiso que debe ser asumido es algo que, pese a que a muchos nos podía parecer evidente, ha estado ausente del discurso de los diferentes partidos desde hace tiempo. Ya era hora de que alguien se atreviera a reintroducir este tema en el debate político, y que además lo hiciera en el marco de la defensa de los Derechos Humanos.
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