"En la última década y media, los espacios urbanos, el territorio y
todos los recursos naturales (suelo, agua, ecosistemas), han sido objeto
de un enorme y sostenido expolio, que sin embargo ha permitido sostener
una de las etapas de crecimiento económico más largas de las últimas
décadas.
Por sólo recoger algunos datos, entre 1986-2006, las superficies artificiales crecieron en un 60 %, se construyeron contra viento y marea las macroinfraestructuras más inverosímiles (desde grandes obras hidráulicas hasta superpuertos, pasando por megacasinos y gigantescas “ciudades de vacaciones”) y el Estado español se convirtió en el primero de Europa en km. de autovía y TAV. De otro lado, los gobiernos urbanos se han volcado cada vez más en la promoción turística e inmobiliaria, al mismo tiempo que las grandes corporaciones de la construcción y la industria financiera reforzaban su posición oligárquica a una escala que ya no sólo se puede entender en términos locales o regionales, sino también globales. Producto de todo ello, los precios de la vivienda se multiplicaron por tres, se produjo una nueva ola de destrucción de importantes bienes de valor ambiental, cultural y social, y se animó una fuerte empresarialización de las administraciones públicas, cada vez más controladas el entramado inmobiliario-constructor.
El número de implicaciones de este tipo de “régimen inmobiliario” son tales, que bien podríamos decir que aquí se anudan los principales elementos del capitalismo local. Sumergidos ahora en un largo estadio de crisis, del que no parece que haya una salida ni fácil ni inmediata, es necesario hacer balance. Y esto no tanto con el único objeto de hacer un inventario de las recientes catástrofes, sino también y sobre todo, con la intención de prevenir lo que parece la salida natural de muchas economías urbanas y turísticas: la reanudación de un nuevo ciclo inmobiliario. Desde esta perspectiva, pocos temas podrían ser más interesantes como objeto de estas Jornadas."
Por sólo recoger algunos datos, entre 1986-2006, las superficies artificiales crecieron en un 60 %, se construyeron contra viento y marea las macroinfraestructuras más inverosímiles (desde grandes obras hidráulicas hasta superpuertos, pasando por megacasinos y gigantescas “ciudades de vacaciones”) y el Estado español se convirtió en el primero de Europa en km. de autovía y TAV. De otro lado, los gobiernos urbanos se han volcado cada vez más en la promoción turística e inmobiliaria, al mismo tiempo que las grandes corporaciones de la construcción y la industria financiera reforzaban su posición oligárquica a una escala que ya no sólo se puede entender en términos locales o regionales, sino también globales. Producto de todo ello, los precios de la vivienda se multiplicaron por tres, se produjo una nueva ola de destrucción de importantes bienes de valor ambiental, cultural y social, y se animó una fuerte empresarialización de las administraciones públicas, cada vez más controladas el entramado inmobiliario-constructor.
El número de implicaciones de este tipo de “régimen inmobiliario” son tales, que bien podríamos decir que aquí se anudan los principales elementos del capitalismo local. Sumergidos ahora en un largo estadio de crisis, del que no parece que haya una salida ni fácil ni inmediata, es necesario hacer balance. Y esto no tanto con el único objeto de hacer un inventario de las recientes catástrofes, sino también y sobre todo, con la intención de prevenir lo que parece la salida natural de muchas economías urbanas y turísticas: la reanudación de un nuevo ciclo inmobiliario. Desde esta perspectiva, pocos temas podrían ser más interesantes como objeto de estas Jornadas."
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