Tendré la suerte de poder asistir a esta jornada, y ando con ganas de saber más, de aprender a mirar de manera más profunda la realidad de la pobreza que castiga a tantas y tantas familias.
Por de pronto, comparto dos textos que creo que dan bastante luz sobre el porqué es tan importante este enfoque. Uno fue elaborado por un grupo de familias de Haití, y ha servido para lanzar la propuesta de trabajo desde hace unos meses:
“Cada vez que te levantas
sin saber a dónde irás,
sin tener con qué dar de comer
a tus hijos, eso es violencia.
Cada vez que te ves obligado a
pelearte para defender lo poco
que posees, eso es violencia.
Cada vez que tienes que bajar
la cabeza, cerrar los ojos,
guardar silencio, pretender que
no entiendes, eso es violencia.”
sin saber a dónde irás,
sin tener con qué dar de comer
a tus hijos, eso es violencia.
Cada vez que te ves obligado a
pelearte para defender lo poco
que posees, eso es violencia.
Cada vez que tienes que bajar
la cabeza, cerrar los ojos,
guardar silencio, pretender que
no entiendes, eso es violencia.”
El otro es el resumen de la primera jornada del coloquio, llena de recordatorios fundamentales:
"¡Basta ! Quienes hablan de la miseria son siempre los mismos.
Hay que transformar nuestra manera de reflexionar sobre
la miseria, fue el llamado lanzado a los participantes de la primera
jornada del coloquio internacional titulado Violencia y banalización de
la miseria. Este encuentro fruto de tres años de trabajo y de siete
encuentros regionales, busca abrir una brecha en el esquema tradicional
para pensar la miseria. Una visión, hasta hoy dominada por el enfoque
individual de la investigación occidental.
“No podemos seguir dejando que hablen solo los que
saben”, es el mensaje que nos llegó en quechua desde Perú. El considerar
las personas que viven la miseria como fuente de información solamente,
sin escucharlas verdaderamente es violencia. Es necesario crear un
cruce de los saberes entre quienes investigan la miseria y quienes la
viven. Es urgente restablecer el equilibrio y reconocer quienes viven la
miseria como actores de conocimiento.
La violencia de la miseria es trivializada cuando las
leyes no reconocen los derechos fundamentales, “el hecho de no tener
derecho legitima las violencias” se revuelta Lala Arabian, directora
ejecutiva de la ONG libanesa “INSAN Association”, al hablar de los
trabajadores domésticos inmigrantes que viven un régimen de servidumbre
que los expone a toda las injusticias posibles. Esto nos puede parecer
claramente reconocible como violencia, pero también hay violencia cuando
los servicios sociales no ven el sufrimiento de las familias cuyos
hijos les son retirados y que no tienen derecho a expresar el amor, la
tristeza y el combate que libran para recuperarlos. Moraene Roberts,
militante de ATD Cuarto Mundo Reino Unido, ha sido testigo de ese
sufrimiento: “no tienes derecho a decirles que los quieres, no puedes
llorar, porque es manipulación”.
Durante esta primera jornada, distintos grupos de
trabajo se constituyeron para profundizar las ideas expresadas durante
la apertura. Muchos se preguntan ¿Cómo hemos hecho para que exista esta
violencia? En una dinámica particular para buscar una responsabilidad
común de la sociedad en la violencia de la miseria. ¿Cómo podemos
sorprendernos de la brutalidad de la miseria sólo cuando ella mata,
olvidando la brutalidad de las violencias cotidianas que viven miles de
personas?
Una pista propuesta por los participantes es el
lenguaje, devolver el respeto a las personas que viven la miseria. Un
ejemplo español: al decir en las estadísticas que las personas sin hogar
muertas en la calle, y que no han sido asesinadas, mueren por causas
naturales (accidentes, enfermedades), faltamos a la verdad. Quienes son
testigos de esta situación se indignan, pero quienes la viven son
insultados."
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