El título es "En torno a ser considerada retrasada". Una aportación necesaria para que nos replanteemos hasta donde llega el "ser persona".
Copio acá la traducción del texto:
"La gente me suele preguntar cómo se vive al ser considerada retrasada o al estar atrapada en un cuerpo aparentemente retrasado.
En Youtube hay gente que llama retrasadas a personas que tartamudean o tienen parálisis cerebral y he visto reacciones de indignación que rechazaban esa acusación de retraso.
A mí me han llamado mongola y me han dicho que deberían haberme ahogado cuando nací. Que avergüenzo a mi familia y a mis amigos.
Este vídeo trata de lo que supone ser vista como retrasada aunque probablemente no va a ser como ustedes creen. Empezaré con una cita de Dave Hingsburger:
Hay una cantidad increíble de odio hacia el tipo de gente que lle-va la etiqueta de «discapacitados intelectuales». Parece haber un deseo de estampar el sello ofi cial de la palabra NORMAL sobre la frente de todas y cada una de las personas antes etiquetadas como «discapacitadas». Como si la sola sospecha de ser anormal fuera un delito. ¿Hasta qué punto es horrible que se te considere parte de esa población que lucha por aprender?
Dave Hingsburger , «On apology and pain» en A Lit le Behind
Utilizaron esta correa contra mí y contra otro niño. Nos ataban para impedir que nos levantáramos por la noche. Cuando estás atado a alguien, estás en su mismo barco.
Los equipos utilizan las etiquetas diagnósticas sólo para dividirte y confundirte. Pedirme que considere un insulto el hecho de ser llamada retrasada y que me distancie lo más rápido posible de esa denominación significa pedirme que opte por una categoría médica en lugar de una social, que renuncie a mis lazos con la gente con la que fui al colegio, a los programas de día y a las instituciones, significa pedirme que nos menosprecie a todos.
Soy una retrasada cognitiva. Esto significa que el modo en el que pienso y aprendo no es uno de los modos para los que está concebida la sociedad en la que vivo. Aprendo rápido en algunos ámbitos y muy lentamente en otros. Recibo información y mi cerebro la ordena de acuerdo a una serie de pautas, pero ese proceso puede llevar mucho tiempo.
Me llevó 25 años descubrir cómo sonarme la nariz.
De acuerdo a los criterios de la sociedad en la que vivo, algunas de las cosas que aprendo más lentamente están clasifi cadas como «retraso en el desarrollo».
Hay muchas cosas que la mayoría de la gente nace sabiendo de manera casi instintiva y que yo apenas estoy empezando a descubrir. Tengo almacenada una cantidad enorme de conocimiento detallado, pero seguir la pista y recuperar ese conocimiento es un proceso lento, tanto como haberlo adquirido. Me lleva mucho tiempo colocarlo en los lugares adecuados del cerebro y me lleva mucho tiempo volver a sacarlo, a menos que algo lo dispare. Y saber algo no significa que lo recordaré la próxima vez que necesite saberlo. Esto quiere decir que puede dar la impresión de que necesito aprender algo una y otra y otra vez.
La palabra «retrasada» no significa más que lenta. Mucha gente me llama «retrasada» antes de conocerme pero esto no me parece un problema: decir que soy más lenta que la mayoría de la gente en algunas cosas y, en ocasiones, asombrosamente lenta, es algo acertado aunque el diagnóstico médico de «retraso mental» excluya a la gente como yo.
No entiendo cuál es el problema de que se piense en mí como una persona lenta. Según algunos criterios soy lenta, muy lenta. Lo cual no quiere decir que me parezca bien que se utilice la pa-abra «retrasado» como un sustituto de «estúpido» o que esté de acuerdo en que se digan cosas como «¡ese tipo es un pedazo de retrasado!», sino que la sola idea de ser lenta en algunas cosas no debería suponer tanto.
Esto me lleva a esa idea de «estar atrapada en un cuerpo que parece «retrasado».
Muy bien, en primer lugar, ¿qué significa parecer «retrasada»? Desde mi punto de vista hay una serie de cuestiones: una es que mi cuerpo se mueve cuando la gente no espera movimiento y no se mueve cuando la gente espera movimiento; otra es que mis reacciones al entorno son visiblemente poco habituales; una tercera es que la estructura de mi cuerpo, en especial, mi cara y algunas otras partes de mi cuerpo, se parecen a algunas de las estructuras corporales que, al parecer, a los doctores les encanta conectar con eso que llaman «retraso mental».
Pues bien, para mí todas estas cosas son normales. Es mi cara, crecí con ella, la veo cada vez que me miro al espejo, no es nada especial. Puede que mi cuerpo se mueva y reaccione de maneras poco habituales pero, de nuevo, ésta no es sino la manera en la que yo me muevo. Puede que me lleve toda la vida entender que este cuerpo es la cosa que habito, pero no me siento más atrapada en él que la mayoría de la gente.
Cuando la gente dice que estoy atrapada en este cuerpo, me pregunto qué quieren decir, me pregunto cómo esperan que me mueva, ¿se refieren a que mi cuerpo le quedaría mejor a otra persona?
Mucha gente que se parece a mí odia su cuerpo, pero la vergüenza se aprende y se puede desaprender.
También está toda esta idea de una capacidad cognitiva fija: ahora mismo me ven manejando toda esta información complicada pero en otros momentos no soy capaz de pensar con la suficiente abstracción como para distinguir un color de otro. Ninguna de estas dos cosas son menos parte de cómo pienso que la otra. Entonces, ¿esto me hace «retrasada» a veces y «dotada» otras? ¿Ambas cosas a la vez? ¿O es que toda esa idea de una capacidad intelectual fija y de una capacidad intelectual general es, para empezar, un poco extraña?
Conste que no estoy intentando subestimar las diferencias entre los seres humanos, que no estoy intentando decir que no existen diferencias entre alguien que puede multiplicar de cabeza números de siete cifras y alguien que, para empezar, nunca entenderá qué es un número.
Pero sé que cuando la gente intenta dar a entender que mis capacidades intelectuales son de algún modo estáticas, que están contadas, cuando intentan describirme como una mente brillante en un cuerpo desafortunado, lo que hacen es pasar por alto partes esenciales de mí, incluido el hecho de que hay periodos largos y frecuentes de tiempo en los que puedo manejar mucha menos abstracción que la mayoría de gente que conozco y a la que se etiqueta como «retrasada».
He oído decir a gente que lo que importa no es el aspecto que tenemos, sino que pensamos igual que cualquiera. Pues bien, no me gustaría aguar la fi esta a nadie pero el hecho de dar con el mismo tipo de palabras que utiliza otra gente no significa que haya recorrido el mismo camino para llegar a ellas o que siempre sea capaz hacerlo.
Mi mente está cuando menos tan alejada de la «norma» como lo está mi cuerpo, si no más. Lo cual me lleva a un concepto realmente importante que es el estatuto de persona y la discapacidad cognitiva. Mucha gente cree que las personas con discapacidad cognitiva no son personas plenas. Algunos filósofos como Peter Singer llegan a decir que la gente incapaz de conceptualizar de alguna manera su propia existencia en el tiempo deben clasificarse como no-personas. Según esta definición, yo me paso gran parte de mi vida como una no-persona. Y creo que el verdadero motivo por el que la gente menosprecia a quienes llaman «retrasados» es que, en su opinión, tener una discapacidad cognitiva signifi ca ser menos persona. Se considera que lo que hace de alguien una verdadera persona es pensar como la «norma»: el resto tendríamos un aspecto humano pero no seríamos verdaderamente personas.
Como mis capacidades cognitivas cambian tanto y de manera tan regular, tengo los recursos suficientes para darme cuenta de que incluso cuando no puedo entender cosas básicas, más básicas de lo que la mayoría de la gente imagina posible no entender, sigo siendo igualmente persona.
Mi problema con lo que la gente piensa de mí no es que crean que soy «retrasada», sino la definición que dan a esta palabra. Mi problema con cómo se menosprecia a la gente no está relacionado con si encajan o no con la palabra «retrasado», sino con que no se reconozca la humanidad de la gente. La gente da por hecho que somos o parásitos demoníacos, o niños lamentables en cuerpos de adultos, o ángeles dulces y cariñosos, pero rara vez nos ven, a aquéllos de nosotros que pensamos diferente, como a gente corriente sin más.
Mi mayor problema es que la gente o bien niega nuestro ser persona o bien niega nuestra discapacidad cognitiva, porque no pueden manejar la idea de que seamos ambas cosas a la vez."
1 comentario:
Me ha encantado tu explicación , me ha sido de gran ayuda cómo diferencias los términos.
Ojalá mucha más gente tuviéramos esa claridad mental
Muchas gracias
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