No siempre se avanza.
No siempre es fácil,
ni la esperanza del horizonte
acompaña siempre el paso.
No siempre es claro el camino,
borrado por arenas y ventiscas.
Pero siempre,
siempre,
más cerca o más lejos,
se puede escuchar el sonido
de otros pasos cansados.
Así, cuando el horizonte se borra,
es mejor cerrar los ojos
y dejarse guiar hacia el ritmo
de esos otros pies hermanos.
Esa es la verdadera senda.
1 comentario:
Realmente acertado y estremecedor este poema.
Muchas gracias
Javi
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