Tras un buen rato de espera, llegaba la noticia del aplazamiento del desahucio de la familia que habíamos acudido a evitar. Éramos muchos, y esto se convertía así en un buen ejemplo de lo que es posible si de verdad nos unimos en la calle para defender los derechos de unos y otros.
De ahí surgió ese canto de "Sí se puede". Frente al poder que parecía habérsenos escapado hace tiempo hacia los responsables de las grandes fortunas y las grandes políticas, era necesario recordarnos mutuamente que la decisión de recuperarlo está en nuestras manos, en la postura que adoptemos frente a la realidad que nos rodea.
Otro canto coreado con frecuencia fue el de "el pueblo unido jamás será vencido". Cada vez resulta más difícil saber de qué estamos hablando cuando nos referimos al "pueblo" (y más aún cuando se escribe en mayúsculas). Pero lo que sí que está claro es que si buscamos unión es necesario ampliar el espectro de las demandas y las propuestas para que más gente pueda sentirse incluida.
Por ejemplo, en el tema de la vivienda, el drama de los que no pueden hacer frente a las hipotecas contraídas y la demanda de la dación en pago están monopolizando el debate desde hace unos meses. Pero esto deja fuera a muchos otros que no tenemos hipoteca, y especialmente a aquellos que no pueden ni siquiera soñar con que se les conceda una, dada su situación de extrema precariedad. Luchar por la dación en pago es algo justo y lógico, pero deja a muchos fuera. Luchar por que el derecho a la vivienda digna sea efectivo y reclamable, eso puede unirnos a muchos más, sin excluir a nadie.
Por eso fue muy interesante esta mañana que acudieran vecinos de Cañada Real a compartir su lucha también. Para hacer presente la realidad multiforme de la vivienda en nuestro país. Éste viernes 17, convocan una concentración. Habrá que apoyarles también, ¿no?
En este sentido, es interesante leer el documento sobre la historia y la actualidad de Cañada Real a la luz del 15-m escrito por el abogado Javier Rubio
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