Abierta al tenis, cerrada al barrio
La proximidad del ‘tenis’, como llaman al Madrid Open en el barrio de San Fermín, se nota en el desfile de la Avenida de los Fueros. Por la calle que baja del metro a la Caja Mágica aparecen caras nuevas, vestimentas de otra parte de la realidad, de otra condición. “Algunos se agarran bien el bolso como si les fuéramos a robar”, se mofa un adolescente que espera la salida de su hermano en la puerta del colegio público República del Brasil. En mitad de la travesía, La Taberna de Coti ve cómo sus clientes habituales del menú diario pasan a ser voluntarios, periodistas, técnicos, federativos… “y hasta Manolo Santana”, resalta un comensal. Del 3 al 12 de mayo cambia el ritmo del barrio.
Frente al fastuoso complejo deportivo, emblema del Madrid olímpico en el que se llevan gastados más de 300 millones de euros, hay un agujero en mitad de un parque en el que los rastros de perro denotan que hace tiempo que no pasa nadie a limpiar. En el hoyo hay un frontón. Los grafitis marcan el trinquete mientras un cuarteto da raquetazos a una pelota despeluchada. Desde allí se oye cómo, tras el muro que oculta la Caja Mágica a los vecinos, las máquinas trabajan contrarreloj para volver a edificar las pistas exteriores del Open que se renuevan cada año. Frente al complejo de pádel se eleva el edificio de cristaleras negras que abandonó hace unos meses el equipo HRT de Fórmula 1. Los bólidos tomaron la misma salida que antes atravesaron el Real Madrid de baloncesto o la Federación Española de Tenis, ahogados por los altos costes de la instalación. Hace no mucho un funcionario pasó por los centros educativos del barrio, que no tienen actividades extraescolares, ofreciendo clases de pádel por una cantidad imposible de pagar para la mayoría de vecinos de un distrito con una tasa de desempleo del 24%, cinco puntos por encima de la media autonómica. En San Fermín no hay oficina del INEM y el Centro de Salud, inaugurado en 2006, es uno de los siete que están dentro del plan de privatización de la Sanidad Pública madrileña.
El pasado 12 de abril unos dos mil vecinos de Usera marcharon hasta la Junta Municipal para protestar por el abandono y las promesas incumplidas en unos barrios de clase obrera y altas tasas de inmigración afectados por los desahucios (1,5 de cada mil habitantes) y la precariedad de los servicios sociales. Un ejemplo es el de la biblioteca pública, prometida por el exalcalde Alberto Ruiz Gallardón en octubre del 2008 y que aún no tiene ni un ladrillo puesto.
Entre la multitud caminan chavales y familiares del Club Baloncesto San Fermín, proyecto educativo y deportivo que trabaja por la integración de la infancia y adolescencia en riesgo de exclusión social gracias a la ONG Intervida. Vestidos con sus uniformes de juego, reclaman el uso público de la Caja Mágica, dado que entrenan en una pista al aire libre y sin marcar en un parque o en el patio de un colegio. En ninguno de los espacios hay canastas de minibásquet, lo que dificulta el progreso de 60 benjamines y alevines del club. La falta de las mismas en los polideportivos del área obliga a sus equipos a desplazarse para jugar en la Liga Municipal.
Al final de la manifestación del 12 de abril, los colectivos pidieron al unísono la dimisión del concejal-presidente del Distrito de Usera, Jesús Moreno (PP). Unas semanas antes el político, que no vive en esta zona, había respondido en Gente Digital a la petición de San Fermín: “Es una instalación que no está para el uso público, porque su mantenimiento es muy costoso y que se les quite de la cabeza, porque no es posible. En lo que sí insistiré es en conseguir entradas como el año pasado para que los chavales de los colegios del barrio puedan entrar en el Master. Pero que no la vean como algo que sólo les trae molestias”.
Acuerdo incumplido
En el pleno de la Junta del pasado 10 de abril, la Asociación de Vecinos de San Fermín pidió que se ratificase el acuerdo alcanzado con el Ayuntamiento de Madrid en noviembre de 2010 para abrir la Caja Mágica a los ciudadanos. “No estamos siendo más que coherentes y consecuentes con el acuerdo de apertura de la Caja Mágica al deporte popular en las mismas condiciones que el resto de los polideportivos. No podemos tolerar ni consentir que, porque exista esta instalación, el barrio no tenga otro pabellón para todos los deportes que se practican. No queremos palabras, queremos hechos”, declara el presidente de la Asociación de Vecinos San Fermín, Víctor Renes.
‘Soy Abierto, Soy Madrid’ es el lema con el que se ha promocionado el Open. El 20 de marzo la lluvia impidió el entrenamiento del infantil del CB San Fermín. A unos quinientos metros, la Caja Mágica estaba cerrada como siempre para estos chicos de Madrid que sólo pretenden cambiar su realidad y la de su barrio jugando al baloncesto. Ese día los miembros del COI evaluaban la instalación ante la candidatura del 2020. Algunos funcionarios pidieron a los vecinos que guardaran los cubos de basura para no dar mala imagen.
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