domingo, 28 de junio de 2015

La clase media como problema

Necesaria reflexión de Cesar Rendueles para pensar por donde andamos con las perspectivas de cambio. Aunque su propuesta de en quienes centrar la transformación deberíamos llevarla hasta el final, desde ahí sí que es posible luchar por la universalidad de los derechos, ¿no?

La clase media es el problema, no la solución 

Hace unos meses TVE emitió ¿Generación perdida?, un documental que reflexionaba sobre el difícil futuro que afrontan los jóvenes españoles. Muchas de las personas que aparecían en él realizaban una distinción entre dos tipos de víctimas de la crisis. Por un lado, estaban aquellos jóvenes que habían realizado una carrera universitaria y aprendido idiomas. Por otro, los que habían dado por concluidos sus estudios y optado por “la vida fácil” que, sorprendentemente, consistía en trabajar en el sector de la construcción. Como si sudar en un andamio fuera poco menos que una canonjía y acudir a un campus universitario una experiencia extrema propia de héroes ilustrados.
 
La victimización de las clases medias cualificadas oculta que la crisis está afectando sobre todo a las clases bajas. Por ejemplo, un alucinante 55% de los inmigrantes extracomunitarios se encuentra en riesgo de pobreza. Desde 2008 estamos viviendo una intensa polarización social que, sin embargo, no se está traduciendo en una movilización política. En términos de clase, los cambios electorales del pasado 24 de mayo han sido superficiales. El voto en España sigue siendo muy transversal. La aparición de Podemos y de distintas apuestas municipalistas no sólo no ha mitigado esta situación sino que, en cierto sentido, la ha amplificado: sus votantes están aún más repartidos por todos los niveles de ingresos que en el caso de los partidos tradicionales.

Es una noticia horrible. Las clases medias son parte del problema, no de la solución. La tradición emancipadora creía que los perdedores del capitalismo eran los agentes más eficaces de la transformación social. Los trabajadores empobrecidos están en condiciones de impulsar cambios políticos beneficiosos para casi todo el mundo porque son el único grupo social cuyos intereses a corto plazo coinciden con los de la mayoría a largo plazo. Por ejemplo, el desarrollo de políticas públicas para la desmercantilización de la vivienda sería una excelente noticia para todos, pero quienes logran pagar a trancas y barrancas sus hipotecas están poco dispuestos a asumir los riesgos de apuestas de este tipo. Son las víctimas de los desahucios, que tienen poco que perder, quienes más están haciendo para promover un sistema que resultaría más justo y sensato para todos, no sólo para ellos.

Más en general, la centralidad política de las clases medias nos mantiene atados a un modelo de estado de bienestar en el que el mecanismo de acceso a los derechos sociales es, casi exclusivamente, el mercado de trabajo. Eso hace que el gasto público en España aumente la desigualdad en lugar de disminuirla: el 20% más rico recibe el 25% del gasto social mientras que el 20% más pobre se queda con el 10%. Es un modelo que privilegia a una minoría cada vez más exigua de trabajadores con contratos de calidad y penaliza a las familias monoparentales, a los parados de larga duración, a los jóvenes precarios, a los mayores con pensiones reducidas, a los trabajadores migrantes… A casi todos nosotros, de hecho.

jueves, 25 de junio de 2015

Con las manos en la masa

Un texto necesario, una vez más, de Santiago Alba Rico

 

Una receta de Salmón 
Ingredientes
Un ejército imperial.
Cinco siglos de colonialismo.
Canales, fiordos y bahías entre la Patagonia y Chiloé.
Una multinacional del pescado.
Miles de jaulas circulares de 30×60 metros de profundidad.
8 kilos de pescado muerto por un kilo de salmón vivo.
Miles de dosis de antibiótico.
La Ley de Pesca y Agricultura de un Gobierno neoliberal.
2.400 millones de beneficios privados.
50.000 trabajadores mal pagados.
Millones de consumidores indiferentes.

Preparación
Olvide los ingredientes. Trate el olvido como si fuera un salmón. Sale el olvido. Extienda el olvido sobre una plancha encendida. Condimente el olvido con unas briznas de eneldo. Aplique al olvido una pincelada de nata fresca. Sirva el olvido aún caliente. Y no se olvide de dar gracias a dios por este abundante olvido.

martes, 9 de junio de 2015

Otras formas de ser sindicalistas

Un interesante reportaje aparecido en Diagonal sobre los diferentes rostros y maneras del sindicalismo hoy en día:

Distintas iniciativas apuestan por una lucha que aúne lo laboral y lo social



Parecía cosa de ciencia ficción, pero los técnicos que trabajan para Tele­fónica-Movistar han logrado en los últimos dos meses dos objetivos nada sencillos en nuestros días: la participación activa y continuada de los autónomos en una huelga, a pesar de la dificultad intrínseca de los trabajadores “por cuenta propia” para usar este método de lucha, y la unión de tres tipos de trabajadores que, a pesar de hacer el mismo trabajo, permanecían divididos por las distintas modalidades de contratación. Traba­jadores de contratas, subcontratas y falsos autónomos mantienen al cierre de esta edición una huelga indefinida para exigir mejoras laborales a Telefónica, y llevan varios días de encierro en un local de la multinacional en Barcelona, y ello sin el apoyo de los sindicatos mayoritarios, que no han tardado en pactar con las contratas de Telefónica. 

En la huelga, convocada por el pequeño sindicato AST y secundada por Co.bas y CGT, no mandan las estructuras sindicales, sino los propios trabajadores, según explican sus portavoces a Diagonal, organizados en asambleas y comités de huelga con participación paritaria de los tres colectivos, que se sostienen gracias al apoyo de varias cajas de resistencia nutridas por la solidaridad de la ciudadanía.  

Frente al ‘sindicalismo de sillón’, centrado principalmente en las negociaciones, el sindicalismo de base sigue abriendo frentes en un panorama laboral desestructurado. Un claro ejemplo es el del Sindicato de Obreros del Campo (SOC). Nacido en los años 70 en Andalucía con una demanda básica de reforma agraria y reparto de tierras entre los jornaleros desposeídos, el SOC se ha destacado por sus prácticas de acción directa, sobre todo por las ocupaciones de tierras improductivas de grandes terratenientes o de titularidad pública, unas prácticas que se mantienen hasta hoy. Con ellas denuncian que, “mientras hay miles de jornaleros que no consiguen juntar las 35 peonadas que se les exigen para cobrar la renta agraria, hay tierras públicas a las que no se da una utilidad social, que sería que se cultive y que se creen puestos de trabajo y riquezas en nuestros pueblos”, dice Mari Carmen García, una de sus dirigentes. 

En 2007, el SOC impulsó la creación del Sindicato Andaluz de los Trabajadores (SAT) y dio el salto del campo a la ciudad. Su perfil de afiliados incluye jornaleros del campo, precarios, eventuales, parados... “La diferencia entre el sindicalismo que hacemos con respecto a los sindicatos tradicionales es que, mientras ellos se basan más en negociar la paz social, nosotros decimos que en vez de estar en los despachos negociando de espalda a los trabajadores debes hacerlo con la voz de los trabajadores, que sean ellos los que tengan la iniciativa”, dice García, que añade que no sólo denuncian los atropellos laborales ante Inspección de Trabajo o en los tribunales, sino que “hacemos acción directa, vamos al tajo, nos movilizamos, paramos el trabajo”. Este tipo de activismo ha convertido al SAT en el sindicato más reprimido de Europa, con 700 miembros imputados, 900.000 euros en multas y condenas a prisión que suman 400 años.

Pero el sindicalismo del SAT no se queda sólo en el ámbito del trabajo, sino que su “sindicalismo a pie de tajo”, como ellos mismos lo califican, apuesta por una estrecha unión entre lo social y lo laboral. “Si hay cientos de familias en riesgo de exclusión social y están obligadas a ir a los comedores sociales, y coincide con que Mercadona no respeta los derechos de los trabajadores y además tira la comida, expropiamos carros de comida para entregarlos a las familias necesitadas”, explica esta sindicalista en referencia a la acción reivindicativa protagonizada en 2012 por 200 militantes del SAT que acabó con la entrega de los alimentos a varias familias residentes en un bloque ocupado de Sevilla. Otra acción similar realizaron en 2013, cuando, poco antes del inicio del nuevo curso, expropiaron material escolar en un Carrefour “para denunciar y demostrar que, cuando desde la Junta nos venden que la educación no tiene recortes, la realidad es otra: que las familias no pueden comprar el material escolar”. 

domingo, 7 de junio de 2015

Despilfarros militares

Aprovechando que se acaba de celebrar el día de las fuerzas armadas, no viene mal algo de información sobre lo que estas nos suponen. Para ello, acá va una imagen con algunas palabrillas y numeros acompañantes que resultan bastante escalofriantes, sobre todo al comparar los dineros que se nos van en gastos militares comparando con otras partidas como sanidad, educación, etc.

¿Cómo no plantearse el hacer Objeción Fiscal a los Gastos Militares?















Para quien quiera más información...


lunes, 1 de junio de 2015

Algo hay

Pues no sé muy bien qué es lo que tienen estos de La Maravillosa Orquesta del Alcohol, que les escucho y de primeras no me llaman mucho la atención, pero poco a poco me atrapan... ¿A alguien más le pasa?