lunes, 23 de abril de 2012

Desobediencia e Insumisión Fiscal


Desde hace ya algunos años se vienen promoviendo campañas de desobediencia civil en los meses de ajuste de cuentas con Hacienda, por un lado para denunciar la inversión de fondos públicas en la industria militar y armamentística y por otro para desviar la parte proporcional de nuestra contribución a proyectos que de verdad contribuyen a la construcción de la paz y del común. Es lo que se conoce como Objeción Fiscal a los Gastos Militares. Fiel a su cita, la campaña de este año acaba de presentarse hace pocos días. Aunque con la que está cayendo algun@s podrían poner en cuestión la oportunidad de esta propuesta, al comparar los datos de los recortes propuestos en educación y sanidad con lamucho menor disminución de los gastos militares (y eso sólo si hablamos de los gastos reconocidos y directos, porque si tenemos presente la apuesta por reforzar las respuestas policiales y represivas...), parece evidente la importancia de poner en cuestión de manera cada vez más clara estos últimos.

Y precisamente por la necesidad de poner en cuestión la gestión de lo público que se está haciendo, ha surgido una iniciativa para extender la desobediencia civil de manera masiva, bajo el título de Derecho de rebelión, y con una primera aportación que es el Manual de Desobediencia Económica como herramienta para ejercitar la insumisión fiscal.

Tal y como está el patio, habrá que pensar cómo gestionar de manera responsable “nuestro” dinero...

miércoles, 18 de abril de 2012

Mirando hacia el pasado

Abordando la situación en la que se encuentra la población de Sarajevo tras las guerra de Bosnia, en el artículo "The Anthropology of the becoming"  Peter Locke recoge algunas reflexiones de personas que trabajan en el campo psico-social en la zona que son muy interesantes. Así, algunos apuntan a que la situación de shock colectivo atribuida a quienes allí viven se relaciona con una experiencia de desborde que puede estar en relación, más que con la guerra sufrida, con el paso del socialismo a un cierto tipo de capitalismo. De hecho, señalan que son much@s quienes hablan de que preferían la vida durante el asedio de Sarajevo que bajo el nuevo sistema económico. En aquel momento, la vida consistía en un sobrevivir día a día, y existía una cierta solidaridad y simpatía dentro del sufrimiento colectivo, apoyo mutuo y estrategias compartidas de supervivencia. Ahora, esos lazos de solidaridad colectiva se han perdido.  

Una idea parecida he escuchado de familias que tras haber vivido en un barrio de chabolas han sido realojadas en pisos, separadas unas de otras. En la chabola la vida era difícil, muy difícil, pero había una red de apoyo con la que se podía contar en cierta medida, más aún frente a problemas graves. En las viviendas en altura, con el modelo de aislamiento entre vecinos y la falta de reconocimiento mutuo, la dinámica del “sálvese quien pueda” deja a estas familias en una situación de crisis permanente con muy pocos recursos en los que apoyarse.   

Esto puede llevar incluso a expresar cierta nostalgia por el pasado en el que, pese la situación materialmente más difícil, se reconocía una comunidad de la que se formaba parte. Es importante no dejarse atrapar por este espejismo, y saber reconocer las ventajas (que seguro que las hay también) del  momento actual. Pero es necesario al mismo tiempo mirarse en este espejo de lo ya vivido para recuperar valores y elementos fundamentales (la solidaridad, el apoyo mutuo, el mero (re) conocimiento del otro), para poder apostar por la construcción de un presente y un futuro en los que ir tejiendo esas redes que terminan dando sentido a nuestro estar en el mundo.

lunes, 16 de abril de 2012

¡Tod@s (l@s pobres) a la cárcel! (y II)

Ya se apuntó por acá en otros momentos, pero el análisis de Loïc Wacquant me parece especialmente interesante por la perspectiva global (tanto a nivel espacial como temporal) que da sobre el proceso de potenciación de la cárcel como respuesta a la pobreza:


La regulación penal de la pobreza en la era neoliberal

Loïc Wacquant


¿Cómo y por qué la cárcel ha vuelto a ocupar un lugar central en las instituciones de las sociedades avanzadas? En mi libro Castigar a los pobres. El gobierno neoliberal dela inseguridad social  expongo tres tesis que resuelven este enigma histórico.

Tesis 1

El refuerzo del Estado penal en respuesta a la inseguridad social

Mi primera tesis consiste en que el refuerzo de la vertiente penal del Estado es una respuesta a la generalización de la inseguridad social y no una reacción a las cifras de crímenes. En las tres décadas que siguieron al momento álgido del movimiento de los derechos civiles, EE UU pasó de ser un ejemplo de justicia progresista a convertirse en el apóstol de la política de “tolerancia cero”, el arquitecto de la máxima “tres strikes y estás fuera” y el campeón mundial de la encarcelación. ¿Por qué se dio este repentino e impredecible giro? La respuesta habitual es que el extraordinario incremento de penas estuvo condicionado por el aumento en el índice de crímenes. Sin embargo, la realidad es muy diferente; la persecución de la delincuencia se estancó entre 1975 y 1993, y se redujo a partir de este momento. La siguiente estadística explica bien la situación: en 1975, EE UU encarceló a 21 personas por cada 10.000 crímenes cometidos, mientras que 30 años más tarde encarceló a 125 personas por cada 10.000 crímenes. Esto significa que el país ha multiplicado por seis las penas, pero no ha reducido los índices de crímenes cometidos.

Para explicar el giro represivo de la política penal en EE UU necesitamos salirnos del eje crimen-castigo y centrar nuestra atención fuera del ámbito estrictamente penal de las instituciones penitenciarias. Entonces descubriremos que tras los disturbios raciales de los ‘60, se utilizó a la policía, a los tribunales y a las cárceles para refrenar las dislocaciones urbanas causadas por la desregulación económica y la implosión del gueto como contenedor étnico-racial, así como para imponer la disciplina del trabajo precario en las capas más bajas de la estructura polarizada de clases y lugares. A consecuencia de ello, el resurgir de las cárceles pretende cumplir tres misiones que poco tienen que ver con la reducción del crimen: doblegar a los sectores de la clase trabajadora posindustrial más reticentes a aceptar la precarización del trabajo asalariado; poner en cuarentena sus elementos más conflictivos y superfluos; y controlar los límites aceptables a los que se deben ajustar los “ciudadanos de bien”, mientras se apuntala la autoridad del Estado dentro del restringido espacio que se ha autoasignado.

Si cruzamos el Atlántico vemos que en Europa Occidental se manejan índices más modestos de reclusión que oscilan entre una sexta y una décima parte de las cifras en que se sitúa Estados Unidos. Sin embargo, esta diferencia de escala no debe ocultar dos hechos cruciales. El primero, que el castigo adopta formas muy diversas que no se reducen al encarcelamiento. El segundo, que los índices de encarcelamiento han mantenido un crecimiento constante y férreo en Europa Occidental desde el comienzo de la década de los ‘80: En Francia, Italia y Bélgica han aumentado más de la mitad; se han doblado en Inglaterra, Gales, Suecia, Portugal y Grecia; y se han cuadruplicado en el Estado español y Holanda, un país este último que durante mucho tiempo ha representado un modelo penal a seguir. En realidad, el giro hacia la criminalización de los sectores marginales urbanos se ha impuesto en Europa Occidental durante las últimas dos décadas, si bien es cierto que en una escala menor (acorde con las posibilidades cosméticas que ofrece el Estado y el espacio social en estos países).

domingo, 15 de abril de 2012

Por la revolución del común

En estos tiempos de idas y venidas entre la impotencia y el descubrimiento de lo que somos capaces de hacer en común cuando nos ponemos a explorar junt@s alternativas, merece la pena, aún pese al esfuerzo que supone meterse de lleno en una lectura tan densa, dejarse llevar a través del itinerario marcado por Antonio Negri y Michael Hardt en su libro Commonwealth. El proyecto de una revolución del común.

Aunque se podrían remarcar muchas de sus propuestas, me cuesta señalar algo y dejar otras cosas en segundo plano. Quizás lo más importante, desde mi punto de vista, sea cómo ayudan a reconocer la creación y el impacto económico y político del "común" que creamos entre tod@s a través de nuestras relaciones, afectos, cruce de conocimientos, etc., y la puesta en primer plano de la capacidad y la potencia existente en quienes habitualmente son vistos a partir de sus carencias y necesidades. Frente a la impotencia, reconocer de las mil posibilidades puestas en juego por quienes menos tienen. Frente a la sensación de ser/estar dominad@s, explorar las resistencias y líneas de fuga múltiples y concretas. Frente al enfrentamiento en simple oposición, seguir avanzando en diagonal, diciendo "no" al sometimiento al mismo tiempo que se ponen en marcha alternativas que crean nuevos escenarios y caminos que transitar fuera del campo de juego establecido.

Una propuesta interesante, que sería necesario anclar realmente en quienes ocupan los lugares más excluídos y periféricos de la sociedad para poder ir más lejos de lo enunciado. Porque el mapa que hacen de la pobreza y "los pobres", tan indiferenciado y general, confunde más que otra cosa, como si tod@s l@s "no ricos" (o el famoso 99% del que tanto se habla ahora) partiéramos de la misma posición. Desgraciadamente no es así, y si no lo reconocemos no podremos avanzar sin dejar fuera a l@s de siempre.

Para quién quiera saber un poco más pero sin meterse de lleno, acá hay un resumen interesante.

sábado, 14 de abril de 2012

De los truhanes a los tahures

Parece inevitable que unas noticias se vayan asociando con otras, y cuando esto coincide con buenos análisis de las mismas que pueden entrelazarse se consigue llegar a tener una visión más clara de la realidad. Es lo que pasa al leer El País de ayer y encontrar por un lado el texto de Blanqueo de capitales contra la crisis, de José Manuel Gómez Benítez, y pocas páginas después el más extenso artículo de Míster Adelson y las Póker Barranquillas, de José María Izquierdo.  El primero ofrece una visión más ámplia de a quiénes afecta la amnistía fiscal promovida por el gobierno, ya que aparte de quienes obteniendo dinero de manera legal luego lo esconden para no pagar impuestos hay que tener en cuenta la gran cantidad de dinero negro que se mueve en nuestro país (a partir de negocios de drogas, trata de personas, etc.) y que puede encontrar así una manera de blanquearse con relativa protección. Y el segundo marca la transición entre esta amnistía a quienes defraudan y el salto mortal hacia los brazos Mr. Eurovegas, haciendo saltar por los aires cuantas leyes sea necesario, al tiempo que empuja hasta el final estas dinámicas que, por otro lado, cuentan con el silencio cómplice de quienes respecto a otros temas se muestran como firmes defensores de la moral (y sobre todo cuestionadores de la ajena).

Dos lecturas necesarias, aunque bastante descorazonadoras. Pero así están haciendo las cosas quienes están instalados en la administración gubernamental.

viernes, 13 de abril de 2012

Sobre las redes sociales

 Una reflexión interesante de Guillermo Zapata sobre las redes sociales aparecido en Diagonal:

Las redes sociales eres tú, que te las trabajas

Memética básica: las redes sociales hicieron las revueltas en los países árabes, las redes sociales hicieron el 15M. Contrameme reactivo: las redes son aparatos de control social, las redes sociales son fotos de gatitos y Justin Bieber.

No podemos decir que las redes sociales no hayan contribuido a los procesos de intensa transformación social que estamos viviendo. (Y por “intensa transformación social” me refiero tanto a la primavera árabe como a Justin Bieber). Tampoco podemos decir que sin ellas no habría procesos de transformación social. (Sorpresa, sorpresa. Los ha habido ya antes). La variable, entonces, quizá no esté tanto en las propias redes como en la forma en la que las redes han sido (están siendo) socialmente construidas. El paisaje urbano, por ejemplo, no está determinado tan sólo por las paredes de ladrillo visto de los bloques de la clase trabajadora de los años ‘70, sino también por los graffiti que los hijos y las hijas de dicha clase pintan sobre dichas paredes.

Facebook fue, durante mucho tiempo, el sitio en el que colgar las fotos del veraneo, redescubrir a los amigos olvidados y aprovechar su estructura panóptica para espiar a tu ex y sufrir las consecuencias. Twitter fue, durante mucho tiempo, el sitio en el que periodistas y famosos creaban noticias de la nada y donde la “masa enfurecida” linchaba de aquí para allá generando pequeños momentos de superioridad moral pseudopropagandística. Pero ahora son, además, otra cosa. Son el espacio expresivo de una composición social que, cruzada por la crisis y la emergencia de nuevos sujetos políticos, se ha vuelto subjetividad política que las interviene y redefine sistemáticamente. Esa subjetividad ha ocupado esas redes por muchos motivos, pero podemos señalar al menos dos que creo que son determinantes: es lo que esa composición social tiene a mano y es el único lugar donde podría expresarse esa subjetividad.

Hablamos de una composición social amplia y compleja, que hace su vida al completo orbitando alrededor de la red, para la que la conexión es la forma de integración social más intensa y para la que la conversación (y el compartir) son la única forma de componer un lazo social a su altura. Esta composición se encuentra, a la vez, en un panorama mediático/expresivo absolutamente refractario a sus deseos, dudas, miedos, etc. En esas circunstancias, las redes sociales se han presentado como el lugar perfecto principalmente porque estaban por hacer. Porque eran territorio nuevo, inexplorado, donde las reglas estaban aún por definirse, como una carrera espacial de nuevo tipo. Las redes sociales son, entonces, un territorio. El famoso ciberespacio ya ha demostrado que es tan real como la calle o el campo. Es un lugar que se está construyendo.

No olvidemos, sin embargo, que ese lugar, como pasa con las calles o el campo, ha sido levantado tanto por comunidades anónimas en cooperación, como por empresas que han parasitado (o no) los frutos de esa cooperación. Que Facebook yTwitter son empresas que extraen su beneficio a partir de nuestra expresión lingüística y nuestra capacidad de construirlas una y otra vez. No somos usuarios de un servicio, sino fuerza de trabajo de una empresa.

Tener esto en cuenta no es un argumento reaccionario contra las redes. Declarar nuestra condición de trabajadores y trabajadoras de esas empresas no le quita potencia al trabajo que ya hemos realizado ni al territorio que ya hemos conquistado, porque ha definido esos lugares de forma que ya no hay manera de volver atrás. Pero sí nos obliga a pensar, si trabajamos para estas empresas de nuevo tiempo, ¿qué derechos tenemos? ¿Cómo repartiremos la riqueza que generamos? ¿Qué retornos nos deben esas empresas? Ése es el siguiente paso, una vez sabemos que esto no es temporal y que estamos aquí (en la red) para quedarnos.

jueves, 12 de abril de 2012

Nuestra enfermedad

La corrosiva explicación de la burbuja inmobiliaria ofrecida por Aleix Salo en Españistán, ahora completada por él mismo en Simiocracia... Para compartir y reflexionar:



miércoles, 11 de abril de 2012

Son violentos

Cada día, una nueva agresión por parte de los diferentes gobiernos. Se avanza en la precarización de los sistemas sanitario y educativo, se perdona a quienes defraudan, se amenaza y se tilda de "grupos criminales" a quiénes se manifiestan en contra de sus políticas... ¿Qué será mañana?

Hoy ha tocado agitar de nuevo el miedo a los disturbios y a la violencia, pero junto con las imágenes de contenedores quemados quedan en la retina las de quiénes han sido golpeados de manera brutal, con el triste ejemplo de las famosas balas de goma que se han llevado por delante varios ojos y alguna vida.

Las luchas ciudadanas se identifican a la violencia, cuando desde hace ya tiempo apuestan de manera explícita y mayoritaria por métodos pacíficos (que también serán considerados delitos, ¿no es esto una provocación?). Mientras tanto, la violencia del Estado se justifica y alimenta (en los últimos meses se han comprado 100.000 bolas de caucho, por ejemplo).

Pero esto no es nuevo. Ya decía Thoreau que "Bajo un gobierno que encarcela a alguien injustamente el lugar que debe ocupar el justo es también la prisión". Parece que el gobierno quiere avanzar en esta línea...

Pero también hace ya tiempo, en concreto en la Declaración de los Derechos del Hombre de 1793, en su artículo 35, se decía: "Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo la insurrección es para el pueblo, y para cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes".

En eso estamos, de una manera u otra, ahora...

Para terminar, un poema de Antonio Méndez Rubio que anima a no desfallecer:

"No apalabrar
gritar hacer
que el mundo no
sea una vez más el mundo"  


¿Se recorta? No, se vende

Arranca hoy el blog de Médico crítico con una reflexión sobre la importancia de no confundir las palabras, señalando la diferencia entre recortes (reducción en las prestaciones) de desinversión (en gastos que se pueden evitar para así aumentar la eficiencia del sistema). Porque, aunque el mensaje de que "vivimos por encima de nuestras posibilidades" y que el sistema sanitario es fuente de derroche no por repertirlo más veces deja de ser mentira, sobre todo comparado con los supuestos "países modelo" europeos (lo que también se puede ampliar a los gastos sociales en general), efectivamente hay mucho margen para utilizar de manera más eficaz el dinero que se invierte en él. Varias reflexiones en este sentido merecen ser tomadas en cuenta, como la de Juan Gervás y Mercedes Pérez, del equipo CESCA, o la del Instituto Catalán de Farmacología.Por no hablar de lo que supondría invertir en aspectos más influyentes en la salud de la gente, como son los determinantes sociales en salud, a través de políticas basadas en la comunidad y promoviendo los recursos de éstas, frente al actual modelo gerencial y clientelar.

Pero no, el problema no son los recortes, ni el famoso copago-repago (con sus innumerables sinónimos escapistas que tratan de esconder su significado), que también ha sido ampliamente rebatido por la evidencia disponible, que cuestiona su capacidad recaudatoria y se efecto para disminuir la demanda (más que disminuirla la redistribuye, de manera que quienes dejan de acudir a consultas preventivas o de control de sus enfermedades crónicas terminan aumentando sus estancias hospitalarias y el riesgo de fallecimiento). Un buen resumen en este sentido es el que ofrecen en Sanidad Pública y Sostenible.

No, en realidad todo esto no es más que un escalón más en el proceso de privatización de los recursos comunes (la Sanidad es de los pocos recursos universales y de acceso gratuito de que disponemos en nuestro país). Y no hay que irse al ente abstracto de "el mercado" para buscar la sed de quién se quiere saciar, sino simplemente ver las luchas que se dan a día de hoy por hacerse con un trozo del pastel (dado que ya está demostrado que éste está bien cargado de beneficios y conlleva pocos riesgos).

Y es que al final no hay nada más efectivo para el negocio privado que la huida hacia él de quienes tienen dinero y medios desde los sistemas públicos, agitando los fantasmas de repago, la falta de fondos, saturando las consultas e inflando las listas de espera al reducir los recursos humanos y técnicos... Se acumulan así los motivos para escapar de un sistema que de respuesta nada más que a quienes no tienen acceso a otra alternativa. El viejo modelo de la "medicina para pobres, una pobre medicina". Juan Gervás explica muy bien la importancia de un sistema equilibrado y realmente universal para asegurar su calidad.

Es mucho lo que está en juego. Por eso es importante encarar la situación de frente y explorar alternativas de lucha, como han hecho en Cataluña con la denuncia a la Sanitat Catalana por posible delito criminal. Por de pronto, nos podemos ver en las calles el próximo domingo 15 de abril, y a partir de ahí seguir avanzando (porque como nos quedemos simplemente en defender lo ya ganado... ¡cort@s nos quedaremos!).


martes, 3 de abril de 2012

El trabajo de Forges

A través de María me llegan estas viñetas de Forges que valen su peso en... empleo, que es lo que más se cotiza ahora (bueno, sí, se ha colado una de Quino, pero es que...):






lunes, 2 de abril de 2012

Buscando trabajo

Aprovechando el tirón de la semana santa, algunos obispos se van de la lengua y se les termina viendo el plumero. Porque las declaraciones del obispo de Granada sobre que querer ser funcionario es una enfermedad social y criticando la cultura del subsidio y la falta de iniciativa que existe en nuestro país no pueden ser interpretadas como una crítica social para intentar que la gente tome conciencia de la realidad y se decida a cambiar de actitud. No, porque sería bastante incongruente viniendo de un alto representante de una institución altamente subsidiada por el Estado español, y que además se esfuerza en castigar a sus miembros más dinámicos y autónomos, cultivando la obediencia y la sumisión.

No, no van por ahí los tiros. En realidad, esto no es más que otro paso adelante en la campaña para tratar de conseguir aumentar el número de vocaciones sacerdotales, que tan en declive está en nuestro país. Claro, cuando tu primer mensaje es "No te prometo una gran sueldo, te prometo un trabajo fijo", lo siguiente es atacar a la competencia más directa, a es@s otr@s que se supone disfrutan de un trabajo fijo, l@s funcionari@s.

¿Qué será lo siguiente?

Permanezcan atentos a los púlpitos...

domingo, 1 de abril de 2012

Con l@s crucificad@s


Ya hacía mucho tiempo que no iba por la Parroquia de Entrevías (o San Carlos Borromeo, como se prefiera), y hoy diferentes circunstancias me han llevado de nuevo allí, a ese lugar donde compartir vida y lucha desde quiénes se ven empujad@s hacia los márgenes se hace de una manera tan sencilla como honesta y sincera.

Y de nuevo me he encontrado allí con ese Evangelio que es buena nueva, que es memoria actualizada de solidaridad con l@s más pobres y encarnación, es decir, de hacerse presente, desde lo más concreto y real, al lado de est@s.

¿Qué mejor manera de comenzar la semana santa que reenamorándome de esta propuesta de Jesús, hecha hace ya más de dos mil años, y al mismo tiempo renovada de manera constante en lugares de compromiso como esta pequeña y gran parroquia con las puertas abiertas a tod@s?

Gracias de nuevo, compañer@s “Borromeos”. Gracias por seguir ahí, pese a todas las dificultades, dejándoos los cuernos por seguir siendo signo de esperanza y resurrección posible. Gracias