Hacía mucho tiempo que no devoraba un libro como me ha ocurrido con "Anatomía de un instante", de Javier Cercas. Con un planteamiento muy atrayente y un enfoque original, además de muy bien escrito, se lanza a revisar el intento de golpe de estado del 23-F revisando algunas de sus principales figuras a través de un juego muy bien trenzado de preguntas y reflexiones en las que es fácil quedar atrapado.
Quizás uno de los elementos que más me ha atraído del libro es que, frente a la construcción propia que he ido haciendo de ese hecho histórico a partir de lo escuchado y visto a lo largo de toda mi vida, muchas de estas estructuras se caen por su propio peso presas de un análisis concienzudo de hechos y datos. Es tremendo comprobar cómo recreamos y reconstruimos la historia a posteriori, como señala el autor nada más comenzar el libro al comentar que la gran mayoría de quienes eran adultxs en esa época se recuerdan viendo en directo las imágenes del Parlamento tomado por la guardia civil, aunque esas imágenes no se difundieron hasta mucho después.
En ese sentido el libro enlaza con las diferentes reflexiones que desde hace tiempo se plantean en torno a la construcción de la "cultura de transición" como artefacto que ha permitido establecer un consenso en torno a unos mitos fundacionales. Así, por ejemplo, resulta muy interesante comprobar cómo, frente a la idea de un golpe de estado llevado a cabo por algunos militares extremistas, en realidad desde meses antes del mismo se fue conformando un sustrato en el que éste se apoyo, y al que todos (o casi todos) colaboraron, aún sin ser conscientes de ello.
Pero al mismo tiempo que el libro desenmascara algunos de estos mitos y construcciones, termina reforzando otros, especialmente al poner en primer y casi exclusivo plano a los que han sido considerados como protagonistas de los procesos políticos de estos años: Suárez, Carrillo, Gutiérrez Mellado, etc.
De esta manera, el libro analiza los comportamientos de los grandes personajes de ese momento, sin los cuáles parece que nada de lo que acontenció en aquellos años hubiera sido posible. No voy a entrar en juzgar el papel de estos actores estelares de la transición, pero sí que me parece fundamental señalar cómo se sigue olvidando e invisibilizando a quienes desde un plano menos público pero no por ello menos importante lucharon también por el cambio de sistema político: los y las vecinxs comprometidxs en sus barrios, con sus gentes; los y las jóvens que buscaban nuevas alternativas críticas al sistema (muchxs de lxs cuales terminaron siendo desactivadxs a partir de la introducción de la droga en los barrios más populares); los padres y las madres que trabajan por hacer posible un futuro diferente para sus hijxs, con justicia, libertad y dignidad. Y como ellxs tantas y tantas personas...
En el libro, de hecho, se juzga con bastante severidad el que apenas no hubiera respuesta ciudadana al golpe de estado. El autor no entra a analizar, como si hace con las grandes figuras de primera línea, los porqués, las cuestiones de fondo y de forma que hicieron que esto fuera así. Simplemente pone en evidencia la ausencia de movilización social en esa jornada concreta. Está claro que profundizar en las razones de todas estas gentes que citaba anteriormente llevaría a una obra inabarcable, como la vida misma. Pero al mismo tiempo, este juego de grandes protagonistas con el pueblo espectador al fondo no hace más que hacerle el juego a quienes pretender el poder sólo para ellxs.
Y no es así. Las gentes se mueven y se paran, se hablan y se escuchan, ponen en marcha procesos de lucha y transformación que son los que luego hacen posible (o imposible) nuevos proyectos apadrinados por estas grandes figuras.
A estas gentes es a las primeras que hay que estudiar para entender mejor nuestro mundo, rindiendo homenaje a sus esfuerzos y apuestas. Por eso son tan interesantes proyectos de recuperación de estas historias de luchas, como por ejemplo la de los movimiento vecinales y la de un distrito popular como es Tetuán.
lunes, 29 de septiembre de 2014
Las gentes en marcha (I)
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martes, 23 de septiembre de 2014
De esta crisis no se sale
Tiene una gran habilidad Antonio Baños para señalar con agudeza y humor algunas de las principales fallas de este sistema en el que vivimos inmersos. Por eso hay que leer artículos como este aparecido en Diagonal:
El paisaje que queda
Dicen que crisis significa en griego antiguo ‘oportunidad’. Por lo tanto, la crisis que nace con la quiebra de Lehman Brothers no es, en esencia, una desgracia sino una gran oportunidad. Personal y social. Un chollo, una suerte, una chamba que el capitalismo nos ha regalado para que nosotros, ya se lo imaginan, nos reinventemos.
Ése fue y aún sigue siendo parte del relato mágico con el que las autoridades y muchos creadores de sentido justificaron lo que era injustificable: un colapso generalizado de los instrumentos de control de la codicia, un desinterés que roza el genocidio hacia la dignidad de los trabajadores, las personas y el planeta, y una constatación fehaciente de que el feudalismo vuelve a ser considerado como el más sólido y razonable de los sistemas políticos.
El relato mágico, sin embargo, sigue su curso. En 2009, Sarkozy ya anunció la refundación del capitalismo y a fe mía que dicha refundación funciona a la perfección. Muchos creyeron entonces que Sarkozy se refería a un retorno a los viejos valores de control keynesianos con una Tasa Tobin generalizada y la reimplantación de legislación similar a la Glass-Steagall para control de la dimensión de las entidades bancarias. Otros pensaron que la refundación vendría del nuevo capitalismo tecnológico, más amable y desencorbatado que multiplicaría los ‘silicon valley’ por todo este valle de lágrimas que es el mundo.
Y, sin embargo, el cuento de la refundación ha ido en sentido contrario. Punto uno. Esto no es una crisis, no es un momento, no es una oportunidad. No es un lugar del que se sale. Es el paisaje que queda. El capitalismo de después de 2008 no constituye una anomalía sobre el capitalismo de las burbujas de 1992, 1998, 2000 y 2001. Constituye su parada términi. El mundo que se está configurando durante estos años se caracteriza por la definición general de la globalización como mercado maduro. O dicho de manera más simple, que el crecimiento como concepto motor/ideológico de la sociedad queda en suspenso. No abolido, no corregido. Queda latente. El capitalismo sin crecimiento pero con una infinita creación de riqueza monetaria es, y cada vez queda más claro, una forma de tiranía.
Y hacia allí vamos.
La refundación iniciada en el 2009 incluye exclusión de los mecanismos de ascenso social de clases medias y populares a través del control férreo de las instituciones que lo permitían, básicamente las educativas y las de representación política.
El capitalismo refundado incluye una sustitución del bienestar por el entretenimiento. Del debate por el ocio. Una masiva anulación de cualquier referente que pueda generar organización social a favor de una narcisismo cosmopolita que anula la lucha local.
El nuevo capitalismo, que está puliendo su chapa y abrillantando su pintura, será más invisible, inodoro e omnisciente que el actual. Pero más férreo y cruel.
De esta crisis no se sale. La crisis no es una foto, es el paisaje entero.
Debe, pues, quedarnos bien claro a la hora de imaginar y construir resistencias. Debemos entender que las armas del inmediato pasado no nos sirven. No nos sirve la urgencia ni la improvisación. Y como esto va a ser así a partir de ahora, acomódense en sus puestos de combate. La lucha sigue, con otros medios y lenguajes. Con nuevos actores y reparto.
El paisaje que queda
Dicen que crisis significa en griego antiguo ‘oportunidad’. Por lo tanto, la crisis que nace con la quiebra de Lehman Brothers no es, en esencia, una desgracia sino una gran oportunidad. Personal y social. Un chollo, una suerte, una chamba que el capitalismo nos ha regalado para que nosotros, ya se lo imaginan, nos reinventemos.
Ése fue y aún sigue siendo parte del relato mágico con el que las autoridades y muchos creadores de sentido justificaron lo que era injustificable: un colapso generalizado de los instrumentos de control de la codicia, un desinterés que roza el genocidio hacia la dignidad de los trabajadores, las personas y el planeta, y una constatación fehaciente de que el feudalismo vuelve a ser considerado como el más sólido y razonable de los sistemas políticos.
El relato mágico, sin embargo, sigue su curso. En 2009, Sarkozy ya anunció la refundación del capitalismo y a fe mía que dicha refundación funciona a la perfección. Muchos creyeron entonces que Sarkozy se refería a un retorno a los viejos valores de control keynesianos con una Tasa Tobin generalizada y la reimplantación de legislación similar a la Glass-Steagall para control de la dimensión de las entidades bancarias. Otros pensaron que la refundación vendría del nuevo capitalismo tecnológico, más amable y desencorbatado que multiplicaría los ‘silicon valley’ por todo este valle de lágrimas que es el mundo.
Y, sin embargo, el cuento de la refundación ha ido en sentido contrario. Punto uno. Esto no es una crisis, no es un momento, no es una oportunidad. No es un lugar del que se sale. Es el paisaje que queda. El capitalismo de después de 2008 no constituye una anomalía sobre el capitalismo de las burbujas de 1992, 1998, 2000 y 2001. Constituye su parada términi. El mundo que se está configurando durante estos años se caracteriza por la definición general de la globalización como mercado maduro. O dicho de manera más simple, que el crecimiento como concepto motor/ideológico de la sociedad queda en suspenso. No abolido, no corregido. Queda latente. El capitalismo sin crecimiento pero con una infinita creación de riqueza monetaria es, y cada vez queda más claro, una forma de tiranía.
Y hacia allí vamos.
La refundación iniciada en el 2009 incluye exclusión de los mecanismos de ascenso social de clases medias y populares a través del control férreo de las instituciones que lo permitían, básicamente las educativas y las de representación política.
El capitalismo refundado incluye una sustitución del bienestar por el entretenimiento. Del debate por el ocio. Una masiva anulación de cualquier referente que pueda generar organización social a favor de una narcisismo cosmopolita que anula la lucha local.
El nuevo capitalismo, que está puliendo su chapa y abrillantando su pintura, será más invisible, inodoro e omnisciente que el actual. Pero más férreo y cruel.
De esta crisis no se sale. La crisis no es una foto, es el paisaje entero.
Debe, pues, quedarnos bien claro a la hora de imaginar y construir resistencias. Debemos entender que las armas del inmediato pasado no nos sirven. No nos sirve la urgencia ni la improvisación. Y como esto va a ser así a partir de ahora, acomódense en sus puestos de combate. La lucha sigue, con otros medios y lenguajes. Con nuevos actores y reparto.
jueves, 18 de septiembre de 2014
Inmersión conjunta
Nunca me había atraído el mar, la verdad, salvo en la distancia, como imagen de fondo, como horizonte en el que dejar reposar sueños y conversaciones. Desde pequeño la sal y la arena conformaron una extraña pareja que me hacía reticente a dejarme llevar por el oleaje.
Nunca me había atraído hasta que me dejé hacer el lío y me encontré haciendo un curso de buceo. Ahí la cosa cambió. Vaya si cambió. Porque esto dio paso a la posibilidad de descubrir un nuevo mundo, junto con una nueva manera de moverme en él, con unas claves muy concretas que te impiden (necesidad obliga) olvidarte de ese sueño de individualidad extrema en el que la sociedad nos sumerge.
Bajo el agua, amarrado a una botella que al regalarte aire te abre a un mundo casi infinito de vida, la apuesta por explorar es compartida, como mínimo en pareja. Eso implica prestar atención al compañero/a, establecer una alianza, confiar y comunicar de manera que ninguno quede abandonado a su suerte. Así, de repente, el ritmo y la duración de la expedición debe adecuarse a quien tiene menos facilidad o recursos bajo el agua. Se hace necesario que el fuerte se ponga a la escucha del débil, o más bien que las fortalezas de cada uno se pongan a disposición de las debilidades del compañero/a.
Todas mis inmersiones las he realizado con María, compañera dentro y fuera del agua. Al tener movilidad reducida en las piernas, de primeras eso se presenta como una limitación. Sin embargo, este verano hacíamos memoria de la cantidad de veces y lugares en los que hemos encontrado a personas más expertas que nosotras dispuestas a investigar a nuestro lado y encontrar la mejor manera posible de hacer y moverse. Aunque, como siempre, también ha habido excepciones.
En el primer lugar en el que preguntamos sobre la posibilidad de hacer el curso de buceo, una de las empresas más famosas de este campo, al contarles sobre las condiciones de María la propuesta que nos hicieron fue que compráramos su DVD informativo y viéramos si considerábamos posible o no que ella buceara. Vamos, que soltáramos la pasta primero y que luego les dijéramos. Pero que nos dejaban solas frente a la cuestión. Mal comienzo...
Sin embargo, al segundo intento la cosa fue muy distinta. De hecho allí encontramos a quién más ha marcado nuestra experiencia de buceo, por quién nos hemos sentido más acompañados, maestro de maestros (al menos para nosotros, je, je), el gran Jordi, del Centro de Buceo del Sureste. Su respuesta fue clara: "Venid y buscamos la manera". Sin más.
Y así fue, y así ha sido desde entonces, hace unos años ya. Con él y con otros hemos podido seguir buscando maneras de movernos bajo el agua, aprendiendo pequeños trucos que nos permitieran adaptarnos mejor al medio marino. Tenemos la suerte de poder recordar ahora mismo cómo en cada lugar en el que hemos estado buceando hemos encontrado a alguien que nos ha acompañado de manera fácil, sencilla, sin grandes artificios, compartiendo sin más lo que sabe y poniéndolo a nuestra disposición.
Este verano, cuando volvimos a ponernos, tras un par de años de ausencia, trajes, máscaras y demás equipación, de manera casi automática María y yo nos reencontramos con nuestra historia de buceo juntos, una actividad que nos une de manera especial, de la que hemos aprendido a disfrutar combinando el silencio y la alegría, así como a tomar conciencia de nuestras capacidades y limitaciones. Porque antes he comentado una limitación concreta de María, pero no las mías, como por ejemplo cuando mis nervios iniciales me llevan siempre a consumir el doble de oxígeno que ella, lo que hace que siempre la duración de la inmersión lo ponga yo, que soy el que se queda sin aire antes.
Así somos, así nos encontramos, bajo el agua, enfrentados de manera muy concreta a la necesidad de explorar juntos, apoyándonos en las capacidades de cada uno y acompañando también nuestras limitaciones propias.
Así nos movemos, como peces en el agua. En buena compañía, eso sí.
Nunca me había atraído hasta que me dejé hacer el lío y me encontré haciendo un curso de buceo. Ahí la cosa cambió. Vaya si cambió. Porque esto dio paso a la posibilidad de descubrir un nuevo mundo, junto con una nueva manera de moverme en él, con unas claves muy concretas que te impiden (necesidad obliga) olvidarte de ese sueño de individualidad extrema en el que la sociedad nos sumerge.
Bajo el agua, amarrado a una botella que al regalarte aire te abre a un mundo casi infinito de vida, la apuesta por explorar es compartida, como mínimo en pareja. Eso implica prestar atención al compañero/a, establecer una alianza, confiar y comunicar de manera que ninguno quede abandonado a su suerte. Así, de repente, el ritmo y la duración de la expedición debe adecuarse a quien tiene menos facilidad o recursos bajo el agua. Se hace necesario que el fuerte se ponga a la escucha del débil, o más bien que las fortalezas de cada uno se pongan a disposición de las debilidades del compañero/a.
Todas mis inmersiones las he realizado con María, compañera dentro y fuera del agua. Al tener movilidad reducida en las piernas, de primeras eso se presenta como una limitación. Sin embargo, este verano hacíamos memoria de la cantidad de veces y lugares en los que hemos encontrado a personas más expertas que nosotras dispuestas a investigar a nuestro lado y encontrar la mejor manera posible de hacer y moverse. Aunque, como siempre, también ha habido excepciones.
En el primer lugar en el que preguntamos sobre la posibilidad de hacer el curso de buceo, una de las empresas más famosas de este campo, al contarles sobre las condiciones de María la propuesta que nos hicieron fue que compráramos su DVD informativo y viéramos si considerábamos posible o no que ella buceara. Vamos, que soltáramos la pasta primero y que luego les dijéramos. Pero que nos dejaban solas frente a la cuestión. Mal comienzo...
Sin embargo, al segundo intento la cosa fue muy distinta. De hecho allí encontramos a quién más ha marcado nuestra experiencia de buceo, por quién nos hemos sentido más acompañados, maestro de maestros (al menos para nosotros, je, je), el gran Jordi, del Centro de Buceo del Sureste. Su respuesta fue clara: "Venid y buscamos la manera". Sin más.
Y así fue, y así ha sido desde entonces, hace unos años ya. Con él y con otros hemos podido seguir buscando maneras de movernos bajo el agua, aprendiendo pequeños trucos que nos permitieran adaptarnos mejor al medio marino. Tenemos la suerte de poder recordar ahora mismo cómo en cada lugar en el que hemos estado buceando hemos encontrado a alguien que nos ha acompañado de manera fácil, sencilla, sin grandes artificios, compartiendo sin más lo que sabe y poniéndolo a nuestra disposición.
Este verano, cuando volvimos a ponernos, tras un par de años de ausencia, trajes, máscaras y demás equipación, de manera casi automática María y yo nos reencontramos con nuestra historia de buceo juntos, una actividad que nos une de manera especial, de la que hemos aprendido a disfrutar combinando el silencio y la alegría, así como a tomar conciencia de nuestras capacidades y limitaciones. Porque antes he comentado una limitación concreta de María, pero no las mías, como por ejemplo cuando mis nervios iniciales me llevan siempre a consumir el doble de oxígeno que ella, lo que hace que siempre la duración de la inmersión lo ponga yo, que soy el que se queda sin aire antes.
Así somos, así nos encontramos, bajo el agua, enfrentados de manera muy concreta a la necesidad de explorar juntos, apoyándonos en las capacidades de cada uno y acompañando también nuestras limitaciones propias.
Así nos movemos, como peces en el agua. En buena compañía, eso sí.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Sabado 20 de Septiembre: Marcha en Bici
Para allá que me ire con las dos peques, uno de las convocatorias anuales más sencillas y majas que hay...
El sábado 20 de Septiembre venid a participar en la marcha ciclista que discurrirá por la zona norte de Madrid (Tetuán, Fuencarral, Barrio Pilar), apta para todas las edades:
OBJETIVO: reivindicar la utilización de la bicicleta como medio de transporte.
SALIDA: Dehesa de la Villa a las 12:00 h (Aprox C/ Francos Rodríguez, 81)
LLEGADA: Parque de la Vaguada: 13:30 h /14:00 h
DISTANCIA: Aproximadamente 14 Km
INSCRIPCION: Gratuita, en el momento de la salida
RECORRIDO: Dehesa de la Villa, Francos
Rodríguez, Pza Castilla, Avda Asturias, Ginzo de Limia, Puentecesures,
Monforte de Lemos, Pedro Rico, La Paz, San Modesto, Avda Llano
Castellano, Nuestra Señora de Valverde, Cardenal Herrera Oria, Fermín
Caballero, Ginzo de Limia, Monforte de Lemos, Parque Vaguada.
A la llegada, habrá batucada, refrescos, sorteo de varios regalos (entre los cuales habrá dos bicis!!!), etc…
Traed comida para comer juntos en el parque!
ORGANIZAN ASOCIACIONES VECINALES (LA FLOR, BEGOÑA, VENTILLA-ALMENARA), EL CIEA DEHESA DE LA VILLA, ASOCIACIÓN PEDALIBRE Y RADIO ALMENARA.
PARTICIPAN Y COLABORAN:
AMPAS, COLEGIOS, OTRAS ASOCIACIONES VECINALES Y DIVERSOS COLECTIVOS DE LA ZONA NORTE DE MADRID
Desde hace ocho
años, los vecinos y vecinas de los barrios del norte de Madrid venimos
movilizándonos en el marco de la Semana Europea de Movilidad, reivindicando la bicicleta como medio de transporte.
El año pasado solicitábamos la elaboración y puesta en marcha de un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que
facilitara los trayectos a pie y en bicicleta y que exigiera la
utilización de energías limpias para el transporte motorizado. Y
dejábamos claro que ese Plan debía ser participado por la ciudadanía.
Hoy tenemos un PMUS, dicen, pero contiene muchas carencias porque, una vez más, no nos han tenido en cuenta. Entre estas carencias, y en lo que a movilidad ciclista se refiere señalamos el no contemplar la ampliación de horario para poder llevar la bici en el metro, pero también el hecho de implantar un sistema de bicicletas públicas de alquiler, que no atiende para nada las demandas ciudadanas, con un precio elevado para las personas que quieran utilizarlo como medio de transporte y con un área de implantación muy pequeña que le resta utilidad como medio de transporte.
Estas carencias nos indican, claramente, que la apuesta por la bici por parte del Ayuntamiento, es una mera atracción turística-recreativa, tan lejos de las demandas ciudadanas que podríamos afirmar que nuestras calles están en SUS manos!
¡ NUESTRAS CALLES EN NUESTRAS MANOS !!!
sábado, 13 de septiembre de 2014
Enredando y enredando
Frente a las diferentes informaciones que, aprovechando el rechazo al edificio ocupado por el MSR, de extrema derecha, confunden y señalan La Enredadera como un foco de conflicto, nada mejor que leer el comunicado que desde esta última lanzan:
Comunicado de La Enredadera ante las últimas declaraciones en los medios de comunicación
La
Enredadera es un proyecto que nace en los inicios de 2009 en Tetuán,
uno de los distritos culturalmente más diversos de la ciudad de
Madrid. Las personas que iniciamos aquella andadura provenimos del
movimiento de okupación y de otras experiencias vecinales de base.
En aquel día, como hoy, consideramos que tomar un espacio abandonado
y llenarlo de vida con todo tipo de actividades es algo hermoso y
esperanzador; una muestra de que el trabajo y la ilusión colectiva
pueden reconstruir un edificio en ruinas para uso y disfrute de los
vecinos y las vecinas.
Desde
su inicio, La Enre
está abierta para toda la vecindad, sea cual sea su origen. Somos
conscientes de la riqueza cultural que existe en Tetuán, y también
de cómo a menudo los prejuicios y el ritmo frenético de vida nos
obligan a llevar rutinas prácticamente segregadas, como si en
realidad no viviéramos tan cerca, como si en verdad no fuéramos tan
vecinos.
La
Enredadera siempre ha puesto empeño en ser un Centro Social de
encuentro para el barrio, porque apreciamos el valor que tiene el
tejido comunitario, la cooperación entre vecinos y vecinas; como una
red de personas que, al dejar de ser anónimas entre sí, se apoyan
mutuamente y se hacen invencibles frente al aburrimiento, frente al
pesimismo, frente a la crisis.
Con
esta filosofía, en La Enredadera se han realizado, a lo largo de
estos cinco años, infinidad de actividades, talleres, charlas y
encuentros. A día de hoy, existen en La
Enre una tetería,
una biblioteca, talleres de kenpo, de yoga y de autorreparación de
bicicletas; una escuela de fotografía, una fanzinoteca, un local de
ensayo, una escuela de música, un grupo de conversación en inglés,
un taller de construcción con palés, etc.
También
es el lugar donde se reúnen muchos colectivos del barrio, como el
grupo stopdesahucios del 15M Tetuán, el Banco de Alimentos del 15M
Tetuán, Invisibles de Tetuán, el Grupo de Reflexión, la Asamblea
del 15M de Tetuán (en épocas de frío y lluvia) y un largo
etcétera. En todas estas actividades, es continua la participación
de personas de orígenes y culturas diversas; porque sería imposible
plantearse un proyecto de barrio sin contar con la riqueza y la
diversidad que el barrio trae consigo.
En
este contexto, después de cinco años de emocionante trabajo
comunitario, con una relación impecable con nuestros vecinos y mucho
apoyo de los mismos, conocimos hace semanas la noticia de que un
grupo de extrema derecha, vinculado al Movimiento Social Republicano
(MSR) se había instalado en la cercana calle de Juan de Olías, con
la intención de crear un
espacio “sólo para
españoles”, bajo el nombre de Hogar
Social Ramiro Ledesma.
Para nosotros, que trabajamos a diario por un barrio mestizo y
solidario, ésta se trata de una muy mala noticia, porque conocemos
de buena tinta que, a pesar de su calculado discurso, este grupo
lleva a cabo prácticas xenófobas y discriminatorias, además de
actuar como atrayente para reconocidos neonazis, racistas y
violentos, que se refugian en siglas y proyectos supuestamente
sociales para camuflarse. El hecho de que hayan ocupado ilegalmente
el edificio no nos parece lo relevante, sino su presencia en el
barrio, que hace peligrar la seguridad de muchos vecinos y vecinas de
otras nacionalidades. Esta preocupación sería la misma así se
tratase de un local alquilado o en propiedad.
Como
nosotros, muchos colectivos, asociaciones e individualidades del
barrio comparten la preocupación de tener tan cerca a una
organización que promueve abiertamente el rechazo y el odio hacia
los inmigrantes. Sin embargo, en las últimas semanas se ha
presentado este asunto en los medios de comunicación como si se
tratase de una batalla campal entre dos centros sociales de ideología
opuesta, y queremos hacer hincapié en que esto es absolutamente
falso.
No
se trata de un conflicto entre dos edificios, sino de un barrio que
rechaza frontalmente la llegada de este Hogar
Social, porque supone
un retroceso en la construcción de una convivencia intercultural
sana para Tetuán. Si bien La Enredadera rechaza la filosofía del
Hogar Social Ramiro
Ledesma, plantear la
cuestión como una guerra entre dos centros sociales – en la que el
vecindario quedaría en medio de la disputa – es totalmente
erróneo. Cualquier persona que viva en Tetuán conoce que los
vecinos y las vecinas no aprueban la discriminación por origen,
sólo para españoles,
como una práctica positiva para un barrio diverso, en pleno siglo
XXI.
La
equiparación entre La Enredadera y el llamado Hogar
Social ha conducido a
muchos medios de comunicación a presentar de la noche a la mañana a
un centro que lleva más de cinco años trabajando con el barrio
desde la base – sin recibir ninguna queja del vecindario – como
la otra cara de la
violencia ultra. Los
mismos programas de televisión que hace pocos meses elogiaban
iniciativas originales y transformadoras organizadas desde La
Enre, como Invisibles
de Tetuán, el Banco de Alimentos 15M Tetuán o la lucha de Ofelia
Nieto 29, ahora nos tachan de fanáticos y violentos y piden nuestro
desalojo inmediato en horario de máxima audiencia.
Por
todo esto, denunciamos la campaña de difamaciones que existe hacia
La Enredadera, basada en una polarización irreal de los hechos y que
obvia el rechazo generalizado del barrio hacia el llamado Hogar
Social. La Enredadera
no es ningún polvorín, y no aceptamos que nos equiparen con este
movimiento oportunista, xenófobo y en absoluto transformador.
Por
último, transmitimos nuestra sospecha de que esta campaña no sea
casual, y que, equiparando a las dos iniciativas, el gobierno podría
estar tratando de matar
dos pájaros de un tiro
y librarse de un potente proyecto de más de cinco años, enraizado y
muy bien valorado por la comunidad.
Estamos
convencidos de que La Enredadera es buena para el barrio, porque es
parte del barrio. Es un espacio de encuentro entre vecinos que se
organizan desde la base, practicando la solidaridad y el apoyo mutuo.
Autogestionando nuestro ocio, parando desahucios juntas, apoyándonos
entre familias, despertamos la verdadera solidaridad, que es la que
no le pide papeles a nadie.
La
Enredadera es del barrio y se queda en Tetuán
No
son dos centros sociales enfrentados: es un barrio contra el racismo
martes, 9 de septiembre de 2014
Retomando en precario
Para recomenzar el curso, una lectura bastante sugerente de Miguel Roig aparecido en el diario.es...
Por favor, vuelvan a mirar el título de este artículo.
Tal vez no hayan reparado que una letra distingue a estos dos nombres:
la última consonante es distinta en uno y otro. El retorno del péndulo (Fondo
de Cultura Económica, 2014), un ensayo de reciente aparición
estructurado a partir de la correspondencia epistolar entre el sociólogo
Zigmunt Bauman y el psicoanalista Gustavo Dessal*, en el que analizan
los cruces de caminos entre la sociología y el psicoanálisis, reclama la
misma atención ya que el relato que construyen las dos voces que lo
articulan advierten sobre una realidad que no es lo que parece si la
mirada no es atenta y, como no puede ser de otro modo, está
condicionada.
¿Qué imagen viene a nuestra mente
cuando pensamos, por ejemplo, en el fin de la izquierda? Sería extraño
si no evocáramos la visión de la caída del Muro de Berlín. La lectura de
Freud que hacen Bauman y Dessal nos lleva a otra imagen si queremos
reflexionar sobre este problema.
Ponen sobre la mesa
el tipo de sociedad que analizó Freud. Se trataba de una sociedad
sólida, estructurada alrededor de productores y soldados, utilizando a
la familia como argamasa. Ese contexto produce un nuevo campo social
con el advenimiento y establecimiento de la Revolución Industrial, que
se configura con productores, trabajadores, soldados y, obviamente, el
entramado familiar como núcleo social. Así, tenemos la fábrica, los
cuarteles y la familia. Esta realidad se estandariza y puede llegar a
pensarse que se extiende a lo largo de la Guerra Fría hasta la caída del
Muro. Pero antes, la generación de productores, trabajadores y soldados
dio a luz una nueva generación que alza la voz en mayo del 68. Esa
indignación es leída como una vuelta de tuerca de la izquierda. ¿Nuevos
revolucionarios? No. Consumidores. Los autores de El retorno del péndulo
consideran que el pasaje de una sociedad de productores y trabajadores a
una sociedad de consumidores se evidencia con el 68 como síntoma. El
tránsito de una sociedad donde la autodisciplina y un mundo regulado por
normas estrictas a un mundo líquido, pleno de libertad, en el que la
supervisión, la obediencia y el compromiso se diluyen en autonomía,
independencia y consumo.
Así las cosas, si tenemos
que pensar en una imagen que nos remita al fin de la izquierda, es mucho
más elocuente la de Salvador Allende en el Palacio de la Moneda, con un
arma en la mano y un casco de acero en la cabeza el día de su
derrocamiento. No solo por la proximidad con los acontecimientos del 68,
sino porque después de su caída, Chile fue utilizado como cobaya por el
equipo de Milton Friedman para desarrollar el modelo neoliberal, el
pasaje de la economía productiva a la financiera.
El
síntoma que anuncia el advenimiento del mundo líquido de Bauman no
comienza entonces con la caída de un muro sino con la de un cuerpo, el
de Allende.
El mundo sólido es un pasado en el que
primaba la seguridad por encima de todo tipo de libertades; la pulsión
del cuerpo social, entonces, era la conquista de libertades forzando el
tejido de la seguridad y la vigilancia. Aparece aquí la idea de Freud
que define a la civilización como una transacción: para obtener algo de
ella, los seres humanos debemos renunciar a otra cosa. Poco a poco, la
seguridad fue cediendo terreno para dejar paso a un mundo que se fue
configurando hasta alcanzar una libertad inaudita. Hoy, afirman Bauman y
Dessal, el péndulo social está en movimiento hacia la recuperación de
la seguridad en detrimento de la libertad. No es casual, sostienen, que
al perder los políticos la hegemonía del poder real y con ello la
capacidad de maniobra, se centren de manera obsesiva sobre el terreno de
la seguridad. El Gobierno es impotente para detener el paro pero tiene
poder para impedir la entrada de inmigrantes que pueden ocupar puestos
de trabajo.
La ignorancia de no saber qué depara el futuro y la impotencia de no poder influir en su rumbo llevan a un estado depresivo y ese es el cuadro emocional del “precariado”, nombre con que Bauman (a partir del concepto de “precariedad”) define la situación actual.
La ignorancia de no saber qué depara el futuro y la impotencia de no poder influir en su rumbo llevan a un estado depresivo y ese es el cuadro emocional del “precariado”, nombre con que Bauman (a partir del concepto de “precariedad”) define la situación actual.
¿Cómo salir del “precariado”?
Ulrich Beck, citado en el libro, afirma que vivimos un tiempo en el que
nos vemos obligados a buscar “soluciones biográficas a problemas
sistémicos”. O sea, debemos buscarnos la vida.
Aunque
la idea de progreso, del avance en línea recta ha quedado superada y en
su lugar la imagen de un péndulo en movimiento es más acertada, no por
ello se deja de recurrir al progreso como reclamo y se nos revela como
una falsa ilustración a través de la tecnología. El campo tecnológico
reduce la realidad a una medida; como afirma Dessal, “cuanto más
intentamos reducir la vida a formas ‘científicas’ de representación, más
nos abruma el hecho de que no todo puede calcularse y ponerse en
cifras”.
¿Cómo se calcula, por ejemplo, mi
incapacidad para conseguir trabajo? Si habitamos un mundo en el que los
avances tecnológicos se anuncian como la solución al dilema que nos
aqueja en el momento de su aparición, hay una respuesta para todo, con
lo cual si yo no encuentro una salida a mi situación es por falta de
dedicación, carencia de inteligencia o ir por el camino erróneo. Desde
el relato del sistema las tres situaciones son superables con la cual no
es fallo del propio sistema: el problema soy yo. Y del mismo modo que
se me exige la producción de múltiples personas, es decir, un yo
adecuado a cada posibilidad laboral que se me presente, existen
múltiples productos que surgen a diario, reemplazando la supuesta
novedad de ayer que mantiene viva la fe en la resolución de problemas
mediante el progreso impulsado por la tecnología, “ese motor sine qua non de la sociedad de consumo”.
Del mismo modo que un artilugio electrónico queda de lado en la cadena
de producción y consumo al ser sustituido por otro, el sujeto queda al
margen del mercado, sin uso de la supuesta libertad de que dispone y a
la intemperie a pesar de la seguridad que lo ampara porque como opina
Dessal, la seguridad es engañosa y la libertad, falsa.
Como en la foto engañosa del Muro de Berlín que percibimos como final
de un tiempo, puede que la figura del padre –singular imagen freudiana–
no se haya diluido. La función que el sistema le ha otorgado a la
tecnología, ocupa, en cierta forma, el mismo rol parental de antaño. ¿O
acaso no es el sistema, parapetado tras de ella, quien controla y dicta
las normas?
Como la d en Zigmund o la t en Zigmunt
tal vez no se vea con demasiada claridad su rol opresor, dictador y
regulador de la vida cotidiana.
Más nos vale estar atentos ya que nosotros sí, somos observados por ella. No pierde detalle.
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