martes, 31 de diciembre de 2013

Buscando juntxs

Ojala que este año que comienza ya en breve nos depare encuentros como este, que nos ayuden a resituar nuestras prioridades en compañia...


martes, 24 de diciembre de 2013

Tetuán de las Victorias... ¿de quién?

Hace poco me llegaron noticias del proyecto de Paisaje Tetuán, gestionado por Intermediae y el Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid. Una propuesta llamativa, aunque con demasiado bombo, como si se quisieran invertir más fuerzas en hacer visible las intervenciones que en que éstas fueran realmente útiles para el barrio. La verdad es que no he podido ver muchas de ellas todavía, no tocan en mi zona tetuanera, que quizás está demasiado escondida como para merecer la pena... Pero encuentro muchos puntos en común con los planteamientos recogidos en estos dos post enlazados sobre el proceso de chapa y pintura tetuanera

Pero más interesante aún me parece que también se recojan otras múltiples iniciativas desarrolladas al margen de los canales oficiales: #TetuanNOintermediae.
 
 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Musica (en carne) viva (XI) - En paz

Tremendo el Jabier Muguruza, oye. Sin aspavientos, con mucha poesía, con la calma de que sabe que es necesario dar tiempo a los encuentros verdaderos... Así no me extraña que se reafirme en que ha vivido por encima de sus posibilidades. Eso sí, marcando bien la diferencia entre vivir y consumir. Por acá dejo el video y la letra en castellano:



Errua nirea da (La culpa es toda mía)
(José Luis Padrón)

Cierto, lo confieso, estoy muy arrepentido,
he consumido días por encima de mis posibilidades.
He derrochado más horas de las que caben en un anuario.
He tragado noches por encima de mis posibilidades.
He fracasado tanto como lluvia cabe en el mar.

Lo reconozco: me arrepiento de haber vivido tanto.
Lo reconozco: me arrepiento de haber vivido tanto.

Sí, es verdad, y me arrepiento,
he querido saber por encima de mis posibilidades.

He derrochado tanto como luz cabe en la oscuridad.
He sentido tanto como dicha cabe en la mirada.
Lo sé, y me arrepiento tanto, he amado por encima de mis posibilidades.
He pretendido tanto como partes caben en el infinito.
He abierto el corazón por encima de mis posibilidades.
He sufrido tanto como dolor cabe en el mundo.

Cambiar la vida, cambiar el mundo

Acabo de terminar la lectura de "¿Dónde está mi tribu?", de Carolina del Olmo, que ha sido tan interesante como prometía, además de que se lee muy bien, animando a repensar(nos en) las relaciones que creamos entre las pequeñas criaturas y el mundo al que las traemos.

Para recoger el mensaje que para mí es más necesario de este libro, ahí va una de spoiler, el final tal cual del libro, pero que resume de manera las claves que muchas veces no sabemos reconocer en estos temas de la crianza:

"La psicologización, la individualización y la búsqueda de autenticidad encajan como un guante en la ideología de un sistema competitivo y consumista. Del mismo modo, la idea de que está en nuestras manos hacer de nuestros hijos personas emocionalmente sanas y completas, constituye una fantasía de control apaciguadora en un mundo que se nos escapa por completo. Son ilusiones que nos permiten vivir con serenidad una situación que, de otro modo, nos resultaría insostenible: no podemos controlar el tipo de mundo en el que crecerán nuestros hijos. No podemos sortear la precariedad y la incertidumbre económicas. No les dejaremos la herencia de un entorno de solidaridad y reciprocidad en el que crecer moralmente. No sabemos poner freno a la degradación del medio ambiente no hasta qué punto estará envenenado el aire que respirarán y los alimentos que consumirán. Por no poder, no podemos siquiera garantizarles el acceso a una educación y una sanidad públicas de calidad. Pero nos ilusionamos pensando que asegurándoles unos buenos comienzos - parto respetado, contacto temprano, salud primal - y usando las herramientas de la crianza con apego haremos de ellos adultos sanos y felices.

(...)

Reconsiderar nuestras prácticas individuales de crianza es inútil e imposible si no las relacionamos con aquellos aspectos de nuestro entorno material que nos impiden cuidar a nuestros hijos como querríamos.

(...)

Tal como están las cosas, lo más que puede hacer un hijo es cambiarte la vida (y a veces ni eso). Trabajemos para que su llegada pueda cambiar el mundo."

martes, 10 de diciembre de 2013

Conservadores, reformistas y revolucionarios

Termino ya aquí con lo que he ido encontrando en la lectura del libro de Santiago Alba Rico y Carlos Fernández Liria:"El naufragio del hombre", con un planteamiento controvertido pero que creo que es necesario plantear de manera abierta. Allá va...

"Las organizaciones  socialistas  se resistieron  con  uñas  y dientes  a  ceder  del  todo  esta  periferia  social  del  capitalismo,  exigiendo unas  precarias  condiciones  para  desplegar  ese  mínimum  antropológico que, hasta  el momento, el ser humano  tenía  asegurado  por  la  revolución neolítica.  Al  fin  y  al  cabo,  se  luchaba  sindicalmente  por  conseguir  un techo,  unas  mínimas  garantías  de  subsistencia,  una  vida  familiar,  un fuego  en  la  cocina,  un  día  de  descanso  para  rezar.  Y  con  ello,  todo  un ramillete  de distinciones  entre  el día  y la  noche, el hombre  y la mujer,  el niño  y el  adulto,  los  dioses  y los  mortales,  los  seres  humanos  y los  animales...  Todas  esas  distinciones  habían  dejado  de  existir  en  las  fábricas de  la  revolución  industrial,  en  las  que  era  imposible  distinguir  el  día  de la  noche  y donde  las  mujeres,  los  hombres  y los  niños  trabajaban  como si, en  realidad,  no  fueran  más  que  bestias  de  carga. Todo  aquello  que  el Neolítico  había  arrancado  a la Naturaleza,  estaba  ahora amenazado  por la  Historia.  La  sincronía  neolítica  en  la  que  el  hombre  logra  "arraigar en  el  cosmos" quedaba  así  cada  vez  más  y  más  arrinconada  en  una periferia  o  un  suburbio  del  curso  histórico. A  la  sociedad  capitalista  le basta  con  ser  sociedad  de  manera  tangencial.  Como  mostró  tan  gráficamente  la  obra  de  Polanyi,  el  capitalismo  habría,  sin  duda,  llegado  a  un extremo  casi  suicida si  no  hubiera  sido  porque,  en  primer  lugar,  todas las  fuerzas  reaccionarias  del  antiguo  régimen  se ocuparon  de  organizar un  sistema  de  beneficencia  parroquial.  Eso  permitió  retrasar  el  futuro, amortiguar  la  llegada  de  la  nueva  Era  el  tiempo  suficiente  para  que  la lucha  sindical  tomara  el  relevo  y se  ocupara  por  su  cuenta  de  conservar, en  nombre  paradójicamente  de  la  revolución  social, todas  esas  reliquias antropológicas  amenazadas  por  el  tren  sin  frenos  del  capitalismo. 

(...)

No  se  trataba  por supuesto  de  un  "pasado"  cronológicamente  localizable,  no  se trataba  de una  defensa  del  antiguo  régimen.  Pero  sí  se  trataba,  al  fin  y al  cabo,  de la  reivindicación  sindical  de  un  "pedazo  de  pasado"  muy  particular,  de ese mínimo  de neolítico  sin  el cual,  la vida  humana  se convierte  en  imposible.  En  eso el  socialismo  se mostraba  muy  conservador.  Tal y como  decía Chesterton:  "el  pueblo  nunca  puede  rebelarse  si  no  es  conservador,  al menos  lo bastante  como para  haber  conservado  alguna  razón  para  rebelarse".

domingo, 8 de diciembre de 2013

Musica (en carne) viva (X) - Exploradores

Casi merece la pena escuchar la música de Xavi Lozano  y los Bufa & Sons con los ojos cerrados, disfrutarla al máximo, y luego abrirlos y... flipar.



Y aunque no llega a similar grado de marcianidad, sí que disfruta también profundamente con Fetén Fetén:

viernes, 6 de diciembre de 2013

Antropologicamente hablando

Otra aportación sacada de libro de Santiago Alba Rico y Carlos Fernández Liria:"El naufragio del hombre", en relación al papel marginal de la antropología en nuestra sociedad actual, cuando al ser una ciencia que se encarga del estudio de lo humano debería ser tomada mucho más en serio.

"¿Qué  se esconde  o qué  se  anuncia  tras  la  primacía  de  la  Historia,  de  la Economía,  de la  Sociología  respecto del papel  subalterno  y cada vez  más patético  de la Antropología,  cada vez más obsesionada  en  recolectar  costumbres  en  extinción  y escuálidos  complejos  míticos  perdidos  en  selvas y desiertos  a  su  vez  amenazados  por  la  globalización? Es  muy  digno  de reflexión  el asunto de que  la antropología,  en  lugar de  ser, como  aparentemente  debiera  corresponderle,  la ciencia  madre  de todas  las  ciencias  humanas  (la  historia,  la  sociología,  la  economía,  la psicología,  etc.)  se  haya  ido  acomodando,  cada  vez  más,  en  ciertos  rincones  anecdóticos  de  la  ciudad  científica.

Lévi-Strauss  solía  decir  que  los  antropólogos  encontraban  su  objeto de  estudio  en  el  cubo  de  la  basura  de  los  historiadores  y de  los  sociólogos. Parece  que  la antropología  se ocupara  de  recolectar los residuos  que las  otras  ciencias  humanas  van  abandonando  por  el camino.  Si el  hombre  es  "eso  que  los  antropólogos  estudian",  ni  los  historiadores  necesitan  pensar  mucho  en  ei  hombre  para  comprender  la  Historia,  ni  los sociólogos  para  comprender  la  Sociedad.  La  antropología,  dice  Lévi-Strauss, es la  "ciencia  residual  por  excelencia" y ya  no  se ocupa  más  que de  residuos.  Es  lógico  que  sea  así:  mientras  la  historia  estudia  lo  que cambia,  la  antropología  se  ocupa  de  un  ser empeñado  en  repetirse,  en permanecer,  en  estar  quieto,  en  negar  la  historia,  en  hacer  el  vago  y  en charlar.  La  historia  estudia  acontecimientos.  La  antropología  estudia cotilleos. La  historia  estudia  documentos,  la antropología  los  inaprensibles  residuos  de  la  transmisión  oral.  La  historia  busca  la verdad,  a  la antropología  le interesan  las mentiras.  La  una  quiere  saber  lo que  ocurrió,  la  otra  lo  que  se cuenta  que  ocurrió.


Y, sin  embargo,  por  muy  caducado  que  esté,  por  muy  residual  que sea,  aunque  sea  el  producto  de  muy  poca  cosa,  de  un  puñado  de  insignificancias,  el  "hombre"  sigue  teniendo  importancia,  al  menos  para  los que  siguen  siendo  hombres.  Y es  lógico  que,  los  que  seguimos  siendo hombres  y  mujeres  (y  no  superhombres)  tengamos  mucho  interés  en preguntar  a la  antropología  cuáles  son  los límites  de  "eso  que  deseamos salvar",  cuál  es el mínimum  antropológico  sin  el  cual  la  antropología  se queda  sin  nada  que  estudiar  y el  ser  humano  sin  ningún  sitio  en  el  que seguir  siendo  humano." 

jueves, 5 de diciembre de 2013

Espacios desnudos

Hoy hablaba con una vecina del barrio sobre la plaza que hay al lado de su casa, situada en una zona donde los bloques de viviendas no se acompañan de kioskos, comercios ni locales de otro tipo, dejando las calles desnudas, acompañando el tránsito de los vecinos hacia otros lugares, ya que allí no hay mucha razón para quedarse. Lo que si que hay en medio de los bloques de edificios que conforman esa zona es una plaza. Y en esa plaza, por lo que me contaba esta vecina, hasta hace no mucho hubo bancos. Y mira tú por donde que a la gente le dio por sentarse, y no un rato, no, sino que aprovecharon para transformar el espacio vacío de la plaza de cemento en un lugar de encuentro. Pero claro, debe ser que la verdadera función de los bancos era decorativa, o que la gente que se juntaba no es la que debía hacerlo...

El caso es que el ay-huntamiento terminó quitando los bancos. Y ahí ha quedado, la plaza desnuda, ofreciendo nada más que un espacio vacío sobre el cemento. Y la gente pasando, de nuevo, de un lado a otro.

Un verdadero monumento (por desgracia, no el único, ni mucho menos) sobre lo que nuestra autoridades tienen en la cabeza cuando piensan en un "espacio público": un lugar para transitar, jamás para permanecer. Porque estar, encontrarse... es una actividad peligrosa que hay que extirpar de raíz, como hicieron con los bancos.

Musica (en carne) viva (IX) - Equilibrios

Equilibrios sobre las cuerdas es lo que hacen los dedos de Diego García, el Twanguero. Sin palabras, simplemente ver, escuchar y disfrutar:








martes, 3 de diciembre de 2013

El jubileo andante

El programa de Salvados del pasado fin de semana fue de nuevo un buen ejercicio de pedagogía sobre la realidad actual. Hubo momentos espectaculares, como la traca final del "amigo de los buitres", pero hubo algo que me hizo recordar una información leída hace tiempo y que creo que es importante. Se trata de lo que comenta el entrevistado en este vídeo a partir del minuto 5, hablando de la compra de deuda al 3% de su valor.  




¿A qué me recordó? Pues a lo que había leído sobre la iniciativa de Rolling Jubilee, una iniciativa surgida a partir de Occupy Wall Street que se dedica a buscar fondos para comprar deuda devaluada y liberar a quiénes la contrajeron del pago de la misma. Copio acá un resumen que encontre en idealista.com:

En apenas un año y sólo a base de donaciones, el fondo de inversión solidario rollig jubilee ha conseguido evitar que casi 2.700 familias perdiesen su casa y se viesen abocadas a vivir en la calle por culpa de la crisis, el paro y la deuda generada por los gastos médicos derivados de una enfermedad grave.

En apenas 12 meses de actividad el grupo ha recaudado más de 630.000 dólares de particulares que han servido para comprar deuda de las familias más desfavorecidas por valor de casi 14 millones de dólares.

La legislación estadounidense permite que, cuando una factura lleva más de 90 días de impago, el acreedor negocie una quita y el traspaso de la deuda con los fondos especializados en la gestión y recobro, lo que les permite minimizar sus pérdidas.

Ahí es precisamente donde ha entrado en juego con notable éxito rollig jubilee, que depende de la organización reivindicativa  ‘occupy wall street’. “los bancos venden deuda de familias a especuladores por solo unos centavos, que luego presionan para recuperar el 100% de la cantidad impagada”, asegura la organización.

“Por cada dólar de deuda que cancelamos pagamos únicamente dos centavos”, asegura el fondo en su web, donde se explica que en el momento en el que se cierra la operación “no sabemos la identidad de la persona a la que estamos condonando la deuda”.

Sólo después, una vez ya cerrado el papeleo, se envía una carta al afortunado deudor para informarle de que ya no debe dinero al banco y de que podrá continuar con su vida sin miedo a ser embargado o perder su casa.

Según rollig jubilee, el 77,5% de los hogares estadounidenses tienen números rojos y más de la mitad de las bancarrotas de las familias se deben a los excesivos costes derivados de una hospitalización
además, aseguran que uno de cada siete estadounidenses han sido víctima de los métodos de cobro poco ortodoxos empleados por las compañías de recobro de deuda.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Neolítico arrinconado

Cada vez que he tenido oportunidad de leer un texto de Santiago Alba Rico me ha resultado muy sugerente y puñetero al mismo tiempo. Pero el recorrido que por su obra realiza Carlos Fernández Liria en la segunda mitad de "El naufragio del hombre" me parece de las visiones más lúcidas sobre el momemto actual que jamás he leído. Acá van algunos fragmentos significativos:

"En  el  neolítico,  el  ser  humano  descubrió  la  agricultura  y  la ganadería,  inventó  los  instrumentos  y las  herramientas  más  importantes,  logró  con  éxito  protegerse  de  la  intemperie  de  la  naturaleza.  Pero  el neolítico  fue,  ante  todo,  una  victoria  sobre  el Tiempo.  El  hombre  había logrado  arrancar  un  poco  de  ocio  y  de  tranquilidad  al  inmisericorde pasar  de  los  días  y las  estaciones,  abrir  un  paréntesis  en  el  que,  simplemente, perder  el  tiempo  y ponerse  a charlar,  un  paréntesis,  en  definitiva, para  eso  a  lo  que  llamamos  -a  lo que  la  antropología  llama-  "cultura".

(...)

Lo  que  vienen  a  contar  los  mitos  es  que  hubo  un tiempo  en  que  sucedían  cosas,  pero  que  gracias  a  lo  que  entonces  ocurrió,  actualmente  los  hombres  pueden  vivir  tranquilos  y en  paz.  Hubo un  tiempo  en  el  que  pasaron  cosas  importantes  (un  incendio,  un  diluvio, un  incesto  atroz,  un  parricidio,  etc.), pero  ahora  —es como  si viniera  a  decir  el  mito— ya  no pasa  nada.  Y gracias  a  que  ya  no pasa  nada,  es posible  sentarse  a hablar,  a charlar,  a  cotillear,  a dialogar.  Esta  forma  de ver  las  cosas  es muy  propia  de  los  pueblos  indígenas  que  no  conocen  la escritura.  A  los  héroes  ancestrales,  a  los  antepasados  mitológicos,  les sucedían  todo  tipo de cosas; ellos eran  los protagonistas  de  una  historia, los héroes  de  toda  suerte  de aventuras.  Ellos vivieron  en  una  época  en  la que  todavía  había  Historia:  pero  ahora, ya  no  la hay.  Gracias  a los  acontecimientos  que  protagonizaron,  los  cielos  se  separaron  de  la  tierra,  los animales  de  los  hombres,  los  hombres  de  las  mujeres  y así  se hizo  posible  la  vida  de  los  seres  humanos.  Lo  propio  de  los  héroes  ancestrales  es que  les  pasaran  cosas,  lo  propio  de  los  seres  humanos  que  son  sus  descendientes  es sentarse  a  hablar.  La  Historia  es el  privilegio  de  los  héroes. La  Palabra  es el privilegio  de los humanos.  Las culturas  indígenas,  al conservar  sus  relatos  mitológicos  de  boca  en  boca,  es  como  si  tomaran precauciones  contra  la  Historia,  como  si hubieran  levantado  unas  instituciones  que  les  protegieran  de  las  amenazas  de  la Historia.  Esas  instituciones  son  un  entramado  de  costumbres  y  rituales.  Los  indígenas piensan  que  si  siguen  esas  costumbres,  si  observan  esos  rituales,  si recuerdan  los  relatos  mitológicos  que  explican  lo que  hay  que  hacer  en cada  caso, ya nunca  más  ocurrirá  que  un  diluvio  anegará  la tierra, o  que un  incendio  devastará  los  bosques,  o  que  los  hombres  copularan  por error  con  los  animales,  o con  sus  madres  y hermanas;  que  ya  no  ocurrirá  más,  en  definitiva,  que  vuelva  a  haber  historia,  como  en  aquel  tiempo  terrible  en  el  que  pasaban  las  cosas  y nuestros  ancestros  tenían  que vérselas  con  seres  monstruosos  y  acontecimientos  nuevos  e  imprevisibles.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Musica (en carne) viva (VIII) - En sus manos

Pues un día encontré un artículo que decía que James Booker es una metáfora de Nueva Orleans. Y uno, que desde que vió Treme ha abierto las antenas a todo lo que se relacione con esta ciudad, se lanza enseguida a indagar un poco y... queda deslumbrado por este pianista genial. No puedo decir si es el mejor representante de la música de allí. Pero sí que es alguién a no dejar olvidar, pese a su leyenda negra.







Y ojo a este otro vídeo: