martes, 27 de octubre de 2015

No te quieren libre

Lleva toda su vida viviendo luchando por salir adelante en condiciones muy difíciles. Ha vivido en chabolas y caravanas, ha ocupado pisos vacíos, le han acogido en casa de familiares cuando esto ha sido posible, pero siempre de manera temporal. Cada año, y van más de diez, vuelve a retomar el ritual de completar la solicitud de vivienda social, pero su situación es tan complicada que ni siquiera consigue cumplimentar los requisitos que le piden desde la administración pública. No hay salidas, o al menos no las encuentra, y desespera de darse siempre contra uno y mil muros. Golpes que duelen y dejan marca. Cada vez es más difícil reunir fuerzas para volver a intentar la fuga hacia un futuro donde él y su familia puedan tener unas condiciones mínimas de seguridad y bienestar.

En él pensaba cuando escuchaba el otro día la presentación del proyecto "Ciudad de los cuidados" en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. Una vez más, se utiliza como ariete el tema de la sacrosanta "libertad individual" (min 1:20:00), pero en esta ocasión Javier Barbero, Concejal que presenta esta propuesta, rebate con claridad y precisión (1:39:40) explicando que es responsabilidad de las instituciones el asegurar las condiciones que permiten el ejercicio real de esa libertad, de la que no tod@s podemos disfrutar en igual medida: “La libertad individual de las personas que viven en el Gallinero es muy inferior a cualquiera de los que estamos aquí”.



Efectivamente, cuando vives en la pobreza el margen de decisión del que puedes disfrutar es bien escaso: "La normativa siempre se actualiza en contra del más débil. Desde la administración te ofrecen una ayuda a la que no puedes decir que no, porque no tienes otra cosa a la que agarrarte, pero que te obliga a ponerte bajo su control. Es una ayuda que no te da para vivir, es una miseria, y luego encima te andan preguntando si te buscas la vida con la chatarra para descontártelo de lo poco que te dan".

Hace tiempo, una persona con una vida realmente difícil me contaba: "Antes no tenías, pero te podías buscar la vida. Ahora tenemos una mochila muy grande, con todos los servicios sociales detrás de nosotros, una mochila que te echan a la espalda y con la que apenas puedes moverte".

La libertad es un bien precioso, sí. Pero para todos y todas, no sólo para quienes disfrutan de una posición privilegiada que les permite asumirla como algo dado de manera natural. Quienes viven en condiciones de pobreza y exclusión luchan día a día por generar unas condiciones que ensanchen su horizonte de libertad, y muy especialmente el de sus hijos. Sin embargo, nuestras sociedades no están dispuestas a ello por lo que parece. Porque su libertad obliga a una transformación colectiva, y antes que eso es más fácil la imposición de las normas más asentadas.

Por eso no me extraña que algunas personas rechacen los senderos de integración que se les ofrecen. Porque han experimentado de manera dura y clara que su libertad no es bien vista ni tolerada, aunque no haga daño a otras personas. Pero esta libertad, si se ejerce, puede dar la vuelta a las bases de nuestra sociedad:

"Yo si me dejaran, me iba a la chabola, fíjate lo que te digo. Aunque tuviera que pagar un alquiler, da igual. Pero ahí tendría libertad. Además, en las chabolas, cuando vivíamos allá, estábamos en comunidad. Aquí en los pisos dicen que tenemos que aprender a vivir en comunidad... Pero si en comunidad ya vivíamos antes, toda nuestra vida. Cuando hablan de vivir en comunidad, lo que quieren decir en realidad es que no molestes y no hagas ruido. ¿Eso es comunidad?".

Efectivamente, quienes viven en el Gallinero enfrentan muchísimas dificultades: el barro, las ratas... Pero no olvidemos que muchas de estas familias llegaron allí huyendo de centros de acogida que vivían como si fueran pseudo-cárceles. Por eso, en todo el camino de dignidad y justicia que queramos recorrer con ellas, no olvidemos que es fundamental el respeto a su libertad individual Y colectiva. Lo que, a su vez, es garantía de aprendizaje mutuo en el trayecto...

No hay comentarios: