lunes, 29 de julio de 2013

Nacidos en crisis

Acá va otro material de la campaña "Vida digna para tod@s: enredando iniciativas" publicado en el blog "3500 millones":

“Yo he vivido siempre en crisis, desde que nací”. Así explica su situación Agustín. Él es un “caso social”, “en situación de exclusión”, padre de una “familia en situación de riesgo”. En diferentes informes técnicos sobre su situación se repiten estos términos, así como las descripciones de sus dificultades y necesidades: no tiene vivienda estable, no tiene empleo, su familia es numerosa y sus hijos necesitan apoyo para aprender lo necesario en la escuela, ha tenido una historia previa de consumo y problemas con la policía... Una larga lista que muchos podrían resumir en “pobre” o “marginado”.

Conocemos a Agustín desde hace muchos años. En concreto, desde que siendo niño comenzó a participar en las Bibliotecas de Calle que realizábamos en el barrio de chabolas en el que vivía. Hemos sido testigos de momentos de gran dificultad, así como de sus esfuerzos para conseguir superarlos. Siempre ha luchado por salir adelante y, sobre todo, para conseguir que sus hijos no tengan que vivir lo que él ha vivido. A partir de la relación que tenemos con él, es cierto que no podemos decir que ninguno de los términos utilizados habitualmente para describir su situación sea totalmente falso. Pero sí que tras ellos se esconde y niega gran parte de su realidad, mucho más rica y compleja de lo que imaginamos cuando pensamos en alguien simplemente “pobre”.

Porque Agustín es también poeta. Aunque no sabe leer ni escribir, tomando prestadas las manos de familiares y amigos ha escrito una buena cantidad de poemas que nos han emocionado a muchos, y que acabamos de recoger en un cartón-libro. No contento con eso, ha empezado a escribir algunos cuentos y ahora está experimentando con la escultura. Busca maneras para expresar su experiencia, su saber acumulado, y al mismo tiempo ésta es manera de intentar transformar el mundo: “Quiero que esto llegue a otros, que les emocione, y que les haga entender que todos somos personas iguales, que la riqueza no es lo importante”.

Hay muchos más como él, que habiendo sufrido la pobreza a lo largo de toda su vida desean aportar su saber y sus capacidades para mejorar las condiciones de vida de todos: Roberto, cuya labor ha sido siempre la chatarra, y que desde su experiencia nos habla de cuáles son la claves para que un trabajo sea digno; María, desahuciada de un piso de realojo y luchadora contra las incoherencias de las instituciones que gestionan la vivienda pública y contra las fallas que impiden que quienes tienen menos recursos accedan a una vivienda digna; Celia, a quien ha pesado tanto el no saber leer que ha tomado como una de sus principales objetivos en la vida el que sus hijos y los de sus vecinos en el barrio de chabolas en el que vivía pudieran acudir y aprovechar al máximo en el colegio. Y así tantos y tantos más...

Porque quienes viven en la pobreza están activos, luchando, inventando maneras de escapar de la dura realidad presente hacia un futuro de esperanza. Y son conscientes de que solos no pueden. Como dice Roberto: “Necesitamos ser más para tener más potencia”. Saben que hay muchas otras personas y grupos que también se movilizan en torno a lo que para ellos es fundamental: educación, trabajo, vivienda... Y nos proponen que busquemos la manera de hacer confluir estas luchas.

De ahí nace esta propuesta: Vida digna para tod@s: enredando iniciativas. Un proyecto que busca tender puentes entre los esfuerzos transformadores de quienes viven en la pobreza y los del resto de la sociedad. Para que sea posible hemos puesto en marcha un proceso de financiación colectiva en Goteo. ¿Nos ayudas a seguir sumando?

sábado, 27 de julio de 2013

Oasis

Hacía más de un año que no te veía. La última vez que nos vimos me despediste compartiendo tu agotamiento, tu incapacidad para seguir luchando, una vez que recibiste la noticia de que te iban a echar de tu casa, una pequeña casa de ladrillo en medio de un barrio de chabolas de mala fama. Un oasis en medio del dolor y el sufrimiento, de la violencia de la droga, un lugar donde durante mucho tiempo se siguió respirando el aroma de la lucha y la esperanza por conseguir otro futuro diferente para quienes vienen detrás de ti. Saber que esa casa, que ese espacio protegido construido a base de esfuerzo y tesón inmensos, iba a ser derruida, parecía que te destruía a ti también. Me fui sin saber si nos volveríamos a ver.

Ayer pasé de nuevo por allí, tras haber tratado de localizarte sin éxito por teléfono. Estaba convencido de que no encontraría más que las huellas del pasado. Sin embargo, ahí estabas, en medio de los escombros, esperándome: "Hace unos meses estuve ingresada, y conocí a un médico amigo tuyo. Me dio recuerdos para ti y le dije que te los daría, porque sabía que vendrías". No tenías dudas de que volvería, aunque había pasado mucho tiempo desde la última vez.

Yo, sin embargo, no supe confiar en tu capacidad de resistencia, de sobreponerte a las dificultades y de crear oasis en las circunstancias más adversas. Pero ahí estás, varios meses después de que hayan derruido tu casa, liberando espacios entre los escombros para poder seguir adelante con dignidad: una mesa, una gran sombrilla, varias sillas diespuestas a acoger a quien venga de fuera, algunos vasos para compartir algo fresco en medio de estos calores. Y un jardín. Un precioso jardín lleno de vida, de plantas y flores, cada una con su historia, de quién te la regaló o de cómo la conseguiste. "Esto es mi vida ahora". Un nuevo oasis en el que respirar, bien hondo, para poder continuar luchando, resistiendo.

Mientras el jardín siga en flor, seguirás siendo invencible. De hecho volví a reconocer en tu mirada la fuerza que hace tiempo habías perdido. Me preguntaste por nuestros proyectos, por nuestras luchas tanto tiempo compartidas. De nuevo en pie, de nuevo dispuesta a dar batalla: "No me queda otra opción desde que me tiraron la casa".


Un oasis para ti, un oasis para tod@s l@s que tanto necesitamos ejemplos como el tuyo para seguir creyendo que nunca está todo perdido.


Gracias.

lunes, 22 de julio de 2013

¿Dispuest@s a escuchar?

En el proceso de la campaña "Vida digna para tod@s: enredando iniciativas" vamos elaborando algunos materiales que me parece interesante recoger también aquí. Acá va este aparecido en la sección Desalambre  del diario.es:

La pobreza en España: ¿escuchada?


La pobreza existe en España. Pero puede dar la sensación, si uno se queda con los grandes titulares que se ofrecen, de que se trata de una realidad que surge a raíz de la crisis económica actual, como si fuera algo nuevo, inexistente anteriormente. Y no es así. La “burbuja” en la que hemos vivido en los años previos no era sólo inmobiliaria, sino que ocultaba también una realidad que ha permanecido afectando, durante esos años de supuesto “milagro económico”, a 1 de cada 5 hogares españoles, situados bajo el umbral de la pobreza, desde los años 90 hasta el 2008.

La pobreza existe, ha existido siempre en nuestro país, aunque sólo ahora se le haga un hueco entre los grandes temas de debate público. Además, cuando se habla de ella, muchas veces se remarca la dimensión económica, ocultando muchas otras facetas que es fundamental considerar si queremos de verdad responder de manera efectiva a los retos que nos plantea: la exclusión, el miedo, la falta de consideración por parte de los demás, las barreras de acceso al cumplimiento efectivo de sus derechos, la imposibilidad de asumir sus responsabilidades elementales, las ayudas que se convierten en mecanismos de control y dependencia...

Quienes viven situaciones de mayor pobreza están habituados a verse convertidos en objetos, tratados muchas veces como casos sociales y no como personas, retratados tan sólo a partir de sus necesidades y carencias, que en el mejor de los casos se intentan cubrir con aportaciones externas.  De esta manera se nos da la imagen de que quiénes viven en la pobreza están siempre en los márgenes, como si fueran meras anécdotas o accidentes del sistema que hay que reparar para incorporar dentro del mismo o, si no se dejan, mantener fuera para que no causen problemas. Y, sin embargo, la pobreza no es algo aislado, sino que forma parte del núcleo de nuestra sociedad. Su existencia es necesaria para el mantenimiento de la dinámica social en la que vivimos, encargándose de tareas que otros no quieren realizar, sirviendo de chivo expiatorio frente a muchos problemas sociales, señalando las consecuencias de la caída a quienes no consigan mantener su status social.

domingo, 21 de julio de 2013

Haciendo memoria

De repente, en medio de la realidad, incrustado en el presente, se desvela un rastro del pasado que parece incluso venir de otra vida, de otro yo. Y esa memoria florece durante unos días, dejándote disfrutar su fragancia.

Así me pasó el otro día al volver a oir algunas de las canciones de "La oveja negra... o gris", ese grupo con el que tanto disfruté, que tan mágico me pareció siempre, y que terminó despareciendo sin dejar casi rastro. Ahora quedan sus discos, para l@s que los tenemos, y poco más... Esto es lo mejor que he encontrado de ellos en la red, así que... ¿Alguien sabe algo de qué pasó con ell@s?


lunes, 15 de julio de 2013

Por debajo

Un nuevo candil encendido por Gómez Valero:

 Las expediciones

Afuera quedan restos
de luz de la derrota.

Bajo el agua 
una piedrecitas 
juegan con la corriente
y se mueven
despacio.

jueves, 11 de julio de 2013

Empleo, cuidados, trabajo... mejor no confundir términos (y II)

... Y acá va la segunda aportación, que continúa en cierta manera la de ayer. Esta vez, de Amaia Orozco:


A mi juicio, para hacernos fuertes necesitamos aceptar el reto lanzado por Sira del Río de no poner en el centro del debate político la relación salarial, sino la vida –humana y no humana– y sus condiciones de sostenibilidad. Hasta que no creamos seriamente que nuestras vidas no dependen de cómo les vaya a las empresas, sino que su existencia depende de que ‘nosotrxs’ vivamos, seguiremos a “los pies de los caballos”. Poner la vida en el centro tiene, al menos, estas implicaciones:
1. El nexo entre bien-estar y salario no es inevitable ni directo. Su historicidad debe permitirnos imaginar otras formas de entender la vida –qué es riqueza– y de organizarla –cómo gestionar los trabajos–. No es inevitable sino peculiar de una cierta manera de gestionar los recursos –sometidos a la lógica del beneficio– y de comprender la vida –vivir bien es consumir–. No es directo porque la vida humana de lo que depende al final es de los cuidados, entendidos no como un trabajo más, sino como el conjunto de actividades que se hacen desde los ámbitos invisibilizados en un sistema que no sólo no garantiza la vida, sino que la ataca: son todo aquello necesario para sostenerla que no viene del mercado ni el Es­tado, y todo aquello necesario para apañar los destrozos que el mercado provoca.

miércoles, 10 de julio de 2013

Empleo, cuidados, trabajo... mejor no confundir términos

En Diagonal andan en pleno diálogo sobre el tema del empleo, y van saliendo cosas bastante interesantes, sobre todo al incorporar la cuestión de los cuidados. Acá va una aportación de Sira del Río:




A pesar de que más de seis millones de personas desempleadas es algo como para echarse a temblar, el empeño en considerar que este dato no sólo es el termómetro fundamental de la situación social, sino que el desempleo es nuestro objetivo principal, no hace más que bloquear cualquier iniciativa que pretenda escapar de la lógica del capitalismo heteropatriarcal. De su lógica y de sus garras. 
"los recursos necesarios para vivir no dependen fundamentalmente de un empleo y un salario"
La propuesta feminista de poner la sostenibilidad de la vida en el centro tiene consecuencias inmediatas para intentar salir de este atolladero. La primera es entender que los recursos necesarios para vivir no dependen fundamentalmente de un empleo y un salario, sino que tienen que ver con un enorme entramado de redes familiares, sociales, culturales y políticas. El empleo sólo nos da recursos monetarios para comprar en los mercados –¡otra vez los mercados!– lo que no sólo supone apuntalar un orden de cosas con el que supuestamente queremos acabar, sino que profundiza en la idea de individualización de la resolución de las necesidades: “¡Que cada quién se lo monte como pueda con su salario!”
La segunda es evitar que centrar nuestra mirada en el mercado laboral nos ponga a los pies de los caballos. ¿Qué necesitan los empresarios para crear más empleo? ¿Hasta dónde vamos a entregarles nuestras vidas y vamos a subordinar las necesidades sociales a la acumulación de capital? Desde la economía feminista se lleva ya mucho tiempo insistiendo en el conflicto capital-vida y en cómo esa contradicción estructural entre el proceso de valorización de capital y el proceso de sostenibilidad de la vida pone en riesgo, continuamente, la vida en su conjunto. El conflicto capital-vida no es una mera tensión teórica o abstracta, sino que se encarna en la cotidianeidad, en las vidas concretas que sufren cada día una mayor vulnerabilidad, intensificada desde el estallido financiero.

lunes, 8 de julio de 2013

Sueños quemados

Artículo recuperado del blog "Extrema pobreza y derechos humanos"

Nos hemos visto muy poco, Ioanna. Tan sólo hace un mes que cruzamos las primeras palabras, cuando llamamos a tu puerta. Una puerta de madera raída, medio desvencijada, que no era capaz de cerrar la entrada a esa casa, antes abandonada, en la que varias familias os habíais refugiado tras haberse quemado la anterior en la que vivíais. Llegamos con nuestra maleta azul llena de libros, dispuestos a explicar nuestro proyecto de Biblioteca de Calle y a invitar a todo niño o niña que encontráramos a participar en ella la próxima vez que viniéramos. En ninguna de las puertas que tocamos nos encontramos con una acogida como la tuya, ni con esas ganas inmensas que desplegaste desde el primer momento por jugar, por reír, por leer, por compartir. Un sí rotundo, claro, junto con una búsqueda inmediata de a quién más podía interesar la actividad: “mi hermano no sabe leer, y mi madre quería buscar un lugar donde pudieran ayudarle”.

Cuando volvimos, al cabo de un par de semanas, estabas junto con varios hermanos y primos esperándonos en el parque que te habíamos propuesto para hacer la Biblioteca de Calle, un lugar en el que se reúnen muchos niños al estar a la salida de un colegio. Ibais todos vestidos como si fuerais a una fiesta, y nos contagiasteis enseguida la ilusión por el encuentro que íbamos a compartir. Imposible no dejarse arrastrar por vuestra alegría. Pero en tu rostro había una sombra, Ioanna. Nada más llegar me preguntaste si no podíamos ir a otro parque que estaba un poco más lejos, en el que había más espacio. Me daba la impresión de había cierta angustia en tu cara, como si no estuvieras cómoda. El parque estaba lleno, es cierto, porque estaban todavía much@s niñ@s del colegio concertado de al lado, tod@s con su uniforme. Un colegio que no es el vuestro, una plaza, un espacio que no soléis compartir, quizás para no exponeros a las miradas, a los juicios, a la distancia que otros marcan cuando os ven, simplemente por el hecho de ser gitanos rumanos. De hecho así fue. Varios niños se acercaron con curiosidad a ver qué hacíamos; ninguno de ellos se animo a sentarse a leer a nuestro lado. Aún así, conseguimos disfrutar y mucho de la tarde compartida con vosotros entre libros y juegos, y al final de la misma nos compartiste uno de tus sueños: ir a la biblioteca municipal que hay en el barrio. “¿Cuándo vamos?”, nos dijiste para que no nos olvidáramos de tomarlo en serio.

Esta semana pasada nos tocaba volver a ir. Pero la noche antes de cuando habíamos fijado nuestro siguiente encuentro, el barrio se llenó de sirenas, luces y olor a chamusquina, así como de vecinos que salieron de sus casas para ver qué es lo que pasaba. No sé porqué, pero enseguida que oí la sirena de los bomberos pensé en ti y en tu familia, como si no pudiera ser otra la casa que se estuviera quemando. Quizás no podía ser otra, efectivamente, porque la precariedad en la que os veis obligados a vivir os pone en riesgo de manera permanente. Al salir a la calle, enseguida os vi, en medio de las luces, los coches de policía, las ambulancias, los bomberos y los vecinos. Como si vuestra tragedia hubiera sido seleccionada para salir al escenario y hacerse pública delante de todo el barrio. No calculo muy bien, pero erais entre 30 y 40 personas, la mitad de ellas niños, quiénes os habíais quedado en la calle, sin pertenencias, todo quemado. Nadie salió herido, pero todos quedasteis a la intemperie. En el corrillo de vecinos que miraba desde la barrera, todo tipo de comentarios, algunos despectivos, otros de preocupación al ver tantos menores en la calle, algunos se volvían a sus casas para coger algunas mantas y ropas de abrigo que poder prestaros. Vuestra indefensión, hecha pública, sacaba lo peor y lo mejor de quienes queramos o no formamos una comunidad en este territorio que compartimos.

Me costó tiempo encontrarte entre tanta gente. Cuando por fin lo hice, me acerqué, y te extrañó verme por allí. Te expliqué que yo también vivo en el barrio. Enseguida me dijiste que no sabías si podrías venir al día siguiente a jugar, a leer, porque tendrías que ir a otro barrio a casa de unos familiares que os acogerían; de repente nuestro nexo de unión se rompía, y con él la posibilidad de cumplir tu sueño de visitar la biblioteca. “¿Cómo lo podríamos hacer ahora?”. No sólo se había quemado lo material, sino también muchos proyectos, como éste de entrar como cualquier otra niña en un espacio abierto a todos pero al mismo tiempo tan distante. Nos quedamos en silencio. Como no supe que decir, decidiste seguir tu ronda acercándote a consolar a los niños más pequeños, que por los nervios y el cansancio rompían a llorar. Sueños quemados mientras no se puede dejar de atender a lo fundamental, el cuidado de quienes constituyen la única red que puede sostenerte en estas situaciones de extrema precariedad.

Al día siguiente, una vez ocultas de nuevo vuestras dificultades, quién sabe dónde y de qué manera, los comentarios que escuché te daban la razón cuando nos pedías salir del parque lleno de niños, Ioanna. Nadie parecía querer tomar en cuenta vuestra existencia, vuestra lucha, vuestra pasión por vivir. A muchos les molesta vuestra presencia. Los del equipo de la Biblioteca de Calle fuimos por si acaso algún milagro hubiera permitido que vinieras de nuevo con tus hermanos y primos a leer un rato con nosotros. Pero no. El milagro no se dio.

Y sin embargo, sigues estando muy presente para mí. Se me quedó grabada tu imagen, siempre en pie, mirando alrededor para ver dónde tocaba acudir, donde apoyar, mientras hacías recuento de tus sueños, tratando de salvar algún rescoldo entre tantas cenizas.

Hasta la próxima, Ioanna. Y mucho ánimo, mucho coraje, para poder seguir manteniéndote en pie.

miércoles, 3 de julio de 2013

Nueva campaña de crowdfunding: #vidadignaxatodos #enredandoiniciativas

Pues de nuevo volvemos la gente de ATD Cuarto Mundo a la carga, presentando nuestro proyecto para el curso que viene: VIDA DIGNA PARA TOD@S: ENREDANDO INICIATIVAS, mediante una campaña de microfinanciación a la que le quedan poco más de 30 días ¿Alguien se anima a participar? Esta semana estamos a la búsqueda de 50 personas dispuestas a aportar 10 euros al proyecto...


lunes, 1 de julio de 2013

Ese espejo que nos atrapa

 Cada capítulo de Black Mirror te deja con una sensación de desasosiego que te recuerda que lo que has visto no es una mera ficción o un juego imaginativo, sino que parte de una realidad que ya está muy (incluso demasiado) presente, no en el mundo, sino en lo que somos cada un@ de nostr@s. Por eso no hay que perdérsela...



Un ejemplo, ¿qué pasaría si tuviéramos incorporado una especie de disco duro de memoria en el que se registra tal cual lo que vemos, sin verse alterado luego por el tiempo y la construcción de los recuerdos? La respuesta que se ofrece en el tercer capítulo de la primera temporada de la serie es inquietante, pero si lo pensamos bien no está tan lejano de lo que puede empezar a pasar cuando salgan a la calle las famosas gafas de google...