En esta semana que hemos estado viajando por Nicaragua, no paran de aparecer ante nosotr@s cárteles del gobierno donde se anuncia el turismo como la solución a todos los problemas y el camino hacia el desarrollo.
Y sin embargo, al mismo tiempo, en Granada, la parte más turística se llena por las noches de extranjer@s y muchachos que bailando o haciendo un número de gigantes y cabezudos van pidiendo dinero a l@s primer@s . Y al mirarles la cara, descubres una mirada que en otras zonas menos visitadas no encuentras en los chabales: es la mirada dura, pétrea, que se ve también en l@s menin@s da rua en las calles brasileñas, en los chic@s de algun@s barrios de chabolas de España, en tantos otros lugares donde luchan la riqueza y la miseria a cara de perro. El supuesto desarrollo, el lujo y demás irrumpen en zonas donde se hace evidente para l@s que allí viven el abismo que les separa de lo que se muestra sin tapujos.
Como dicen los carteles de acá, quizás el turismo sea el camino para hacer disminuir la pobreza, pero también para incrementar la miseria de aquell@s que no consigan incorporarse al tren del "desarrollo".
P.D. Justo ahora venimos de Solentiname, unas islas donde desde España se ha apoyado mucho su desarrollo turístico: ahora resulta que hasta por pasear por la isla tienes que pagar, porque tod@s quieren recibir algo de ese pastel prometido, y se ha tenido que organizar una cooperativa para evitar disputas... Pero que al mismo tiempo bloquea todas las relaciones tras el signo del dolar.
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