... yendo al origen de la palabra, que parece ser que es griego (idiōtēs) y que utilizaban para designar al ciudadano privado y egoísta que no se preocupaba de los asuntos públicos (ἴδιος, idios, significaba privado, uno mismo).
Aplicando este sentido a la palabra, ¿cómo se ajusta a nuestro entorno? Pero lo que es más importante, ¿cómo impulsar un cambio de sentido en nuestras preocupaciones vitales para volver al escenario público y común?
Una reflexión que me parece interesante alrededor de esto, aunque sea más en tono de denuncia que propositivo, es la de Rafael Cid en Diagonal.
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