Así nos ocurrió con uno de estos tres nuevos libros, "Violín". Parecía uno de los más simples de la colección, pero tenia algo, y no sabíamos qué. El caso es que esta última semana mi hija de 4 años y una amiga suya de 6 decidieron robárselo a la más pequeña, que era para quién supuestamente iba dedicado el libro, y empezaron a pedirme que lo leyera una y otra vez, cada vez de manera más insistente. Y así, poco a poco, la lectura se fue transformando en canto, y éste se fue acompañando de un baile, y el libro se convirtió en una fiesta divertidisima que las niñas tenían ganas de compartir con todo aquel que pasara cerca.
¿Que suena exagerado? Puede que sí. La única manera de comprobar si es cierto es leyendo el libro, una vez, otra, otra, dejándose llevar por su inmenso recorrido oculto y viendo a ver si su ritmo conecta o no contigo.
Una joya, a mi parecer, a la altura de otras como "Luna" y "Pajarita de papel".
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