lunes, 28 de junio de 2010

Lo común de los hombres

Una propuesta de texto interesante a cargo de Antonio Negri y Judith Revel, llamado "Inventar lo común de los hombres", una invitación a dejar atrás supuestos preceptos y lanzarse a construir desde la realidad y la creación compartida. Ahí va un párrafo que creo bastante sugerente:


"Hay dos maneras de apropiarse de lo común de los hombres. La  primera es el recurso a la categoría de "privado"; la segunda es el recurso a la categoría de "público". En el  primer caso, la propiedad –Rousseau dixit : y el primer hombre que dijo " esto es mío "... – es una apropiación de lo común por parte de uno solo, es decir también una expropiación a todos los otros. Hoy en día, la propiedad  privada consiste precisamente en negar a los hombres su derecho común sobre lo que únicamente su  cooperación es capaz de producir. La segunda categoría, en cambio, es la de "público". El buen Rousseau, que  era tan duro con la propiedad privada cuando, con justicia, hacía de ella la fuente de todas las corrupciones y  sufrimientos humanos, cae inmediatamente después en la trampa. Problema del contrato social problema de la democracia moderna: puesto que la propiedad privada genera desigualdad, ¿cómo inventar un sistema político  donde todo,   perteneciente a todos, no pertenezca a nadie?"... no pertenece sin embargo a nadie ...": la trampa se  cierra sobre Jean Jacques –y al mismo tiempo, sobre nosotros. Lo público es pues eso: lo que pertenece a todos y a nadie, es decir, lo que le pertenece al Estado. Como el Estado deberíamos ser nosotros, habrá que  inventar algo para adornar la mano que este introduce en lo común: hacernos creer, por ejemplo, que si él nos  representa  y se arroga derechos sobre lo que producimos, es porque ese "nosotros " que somos, no es lo que producimos  en común, inventamos y organizamos como común, sino lo que nos permite existir. Lo común, nos dice el  Estado, no nos pertenece, porque no lo creamos verdaderamente: lo común es nuestro suelo, nuestro  fundamento, lo que tenemos bajo los pies: nuestra naturaleza, nuestra identidad. Y si ese común no nos  pertenece realmente –ser no es tener –, la mano del Estado en lo común no se llama apropiación sino gestión (económica), delegación y representación (política). QED: belleza implacable del pragmatismo público. La  naturaleza y la identidad son mistificaciones del paradigma moderno del poder. Para reapropiarse de nuestro  común, antes que nada hay que producir la crítica drástica. No somos nada y no queremos ser nada. "Nosotros"  no es una posición, una esencia ni una "cosa" de la que rápidamente se ha dicho que era pública. Nuestro  común no es nuestro fundamento, es nuestra producción, nuestra invención incesantemente recomenzada. "Nosotros ": el nombre de un horizonte, de un devenir. Lo común está ante nosotros, siempre, es un proceso.  Somos ese común: hacer, producir, participar, moverse, compartir, circular, enriquecer, inventar, reactivar."


1 comentario:

Anónimo dijo...

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Franck
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