"Hay dos maneras de apropiarse de lo común de los hombres. La primera es el recurso a la categoría de "privado"; la segunda es el recurso a la categoría de "público". En el primer caso, la propiedad –Rousseau dixit : y el primer hombre que dijo " esto es mío "... – es una apropiación de lo común por parte de uno solo, es decir también una expropiación a todos los otros. Hoy en día, la propiedad privada consiste precisamente en negar a los hombres su derecho común sobre lo que únicamente su cooperación es capaz de producir. La segunda categoría, en cambio, es la de "público". El buen Rousseau, que era tan duro con la propiedad privada cuando, con justicia, hacía de ella la fuente de todas las corrupciones y sufrimientos humanos, cae inmediatamente después en la trampa. Problema del contrato social problema de la democracia moderna: puesto que la propiedad privada genera desigualdad, ¿cómo inventar un sistema político donde todo, perteneciente a todos, no pertenezca a nadie?"... no pertenece sin embargo a nadie ...": la trampa se cierra sobre Jean Jacques –y al mismo tiempo, sobre nosotros. Lo público es pues eso: lo que pertenece a todos y a nadie, es decir, lo que le pertenece al Estado. Como el Estado deberíamos ser nosotros, habrá que inventar algo para adornar la mano que este introduce en lo común: hacernos creer, por ejemplo, que si él nos representa y se arroga derechos sobre lo que producimos, es porque ese "nosotros " que somos, no es lo que producimos en común, inventamos y organizamos como común, sino lo que nos permite existir. Lo común, nos dice el Estado, no nos pertenece, porque no lo creamos verdaderamente: lo común es nuestro suelo, nuestro fundamento, lo que tenemos bajo los pies: nuestra naturaleza, nuestra identidad. Y si ese común no nos pertenece realmente –ser no es tener –, la mano del Estado en lo común no se llama apropiación sino gestión (económica), delegación y representación (política). QED: belleza implacable del pragmatismo público. La naturaleza y la identidad son mistificaciones del paradigma moderno del poder. Para reapropiarse de nuestro común, antes que nada hay que producir la crítica drástica. No somos nada y no queremos ser nada. "Nosotros" no es una posición, una esencia ni una "cosa" de la que rápidamente se ha dicho que era pública. Nuestro común no es nuestro fundamento, es nuestra producción, nuestra invención incesantemente recomenzada. "Nosotros ": el nombre de un horizonte, de un devenir. Lo común está ante nosotros, siempre, es un proceso. Somos ese común: hacer, producir, participar, moverse, compartir, circular, enriquecer, inventar, reactivar."
1 comentario:
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