martes, 2 de abril de 2013

La representación de los ausentes

Ya en otras ocasiones he apuntado en este blog sobre el problema de la representación de quienes en viven en condiciones de pobreza y exclusión, tanto en relación con elecciones diversas (al respecto es interesante leer el artículo de "Los excluidos también pueden votar: abstención y exclusión social en España") como en el contexto de movimientos sociales que luchan por crear otras políticas posibles.

Por eso precisamente me parece tan interesante la reflexión que se apunta en el libro de "El Cruce de Saberes y de Prácticas" sobre democracia, representación y extrema pobreza. Copio acá un extracto de sus conclusiones al respecto:


"Nuestra  investigación puso en evidencia algunas de esas condiciones (para que el diálogo sea posible entre quienes viven en la pobreza y otros ciudadanos):

- La calidad de la mirada: la mirada sobre los pobres es determinante. Ellos son ciudadanos y no gente con problemas o gente por asistir. Ellos son los actores de su propia vida y de la de la comunidad. Ellos mi pensadores que hacen progresar la democracia.

- La toma de conciencia de un interés común: este interés común puede ser, por ejemplo, la protección de la infancia, un mundo más justo, la lucha contra la miseria...

- El encuentro en la acción: por ejemplo, una acción de barrio, dentro de una escuela, una asociación, (…) permite hacer un pedazo de camino en conjunto, aprendiendo a conocerse, a descubrir las capacidades del otro y a darse confianza mutuamente.

(…)

Nuestra hipótesis era que, en su fundamento, la representación es hacer presente el tema de los ausentes en todos los lugares donde se toman las decisiones: partidos políticos, sindicatos, asociaciones... Nuestra investigación nos permitió descubrir que eso se puede lograr adoptando la referencia a los más pobres. Entendemos con esto no una categoría social particular, sino la dinámica que busca sin cesar al excluido entre los excluidos.

¿Quién puede hacer presentes a los más pobres? En la historia, muchas veces los que no son pobres son quienes han hablado en nombre de los pobres. No hay que poner en duda su sinceridad ya que su compromiso y su audacia son reales. Ellos hacen progresar el conocimiento de las preguntas relativas a la extrema pobreza y participan en la elabo­ración de respuestas por aportar. ¿Pero podemos verdaderamente hablar de un reconocimiento de los muy pobres a través de ellos? ¿Puede una persona muy pobre reconocer su lucha de todos los días a través de ellos? Con el fin que la gente muy pobre pueda decir de un representante: "él es como nosotros", es indispensable que algunos de ellos puedan comprometerse en misiones de representación.

Esto demanda tiempo, una formación, y ante todo una colaboración vivida entre pobres y no-pobres. Esta colaboración es esencial.  Sin ella, el proceso de representación ya no tiene sentido. Sin ella, la palabra de los muy pobres no es escuchada. Sin ella, ellos incluso corren el riesgo de ser aún más excluidos.

No basta con poner una silla más alrededor de la mesa para el pobre, pues fue demasiadas veces mantenido así en un papel de testimonio de su propia vida. La representación de los más pobres es un elemento indispensable de la lucha contra la miseria; éste implica a todos los ciudadanos porque la sociedad se empobrece si se priva de los conocimientos que pueden aportar los excluidos. 

Es por esto por lo que reflexionar sobre la representación del más pobre es reflexionar sobre la representación de todos." 


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