miércoles, 23 de mayo de 2012

Anclad@s en el pasado.

Frente al torbellino de declaraciones que nos regalan cada día diferentes miembros del gobierno, un poco de historia:

  • A finales del siglo XVIII, Arthur Young cualquiera, excepto un imbécil, sabe que las clases inferiores deben mantenerse pobres o nunca serán laboriosos (“Eastern Tour”, 1771).

  • Pero unos años antes, Bernard de Mandeville ya había dictaminado que a los hijos de los pobres y a los huérfanos no se les debía dar una educación a cargo de los fondos públicos, sino que debían ser puestos a trabajar a una temprana edad, ya que la educación arruinaba al que merece ser pobre (“La Fábula de las abejas”, 1714). Mandeville sostenía la máxima calvinista de que el Hombre está lleno de vicio, no obstante, era de la opinión de que los vicios individuales hacen la prosperidad pública.

  • A mediados del siglo XIX, Herbert Spencer, economista y filósofo, en su primer y exitoso libro “La Estática Social” (1850), explica que los políticos no deberían intervenir en la evolución de la sociedad, pues ésta tiene un instinto innato de libertad. La sociedad eliminará a los “no aptos” y elegirá a aquellos individuos más sanos e inteligentes. En su opinión, el intento de ayudar a los pobres era un entorpecimiento de las “Leyes Naturales” que se rigen por la competencia.

Como se ve, nuestro gobierno no tiene nada de innovador, manteniendo vigentes y actualizando discursos que creíamos ya superados: la precariedad como estímulo laboral, la no responsabilidad del estado respecto a garantizar el derecho a la educación para quienes tienen más dificultades y la culpabilización de estos por sus vicios (¿en qué se gastaran el dinero?), la no intervención del estado en la evolución "espontánea" de la sociedad...

Citas extraídas del libro "Pensando la evolución, pensando la vida",

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