miércoles, 18 de abril de 2012

Mirando hacia el pasado

Abordando la situación en la que se encuentra la población de Sarajevo tras las guerra de Bosnia, en el artículo "The Anthropology of the becoming"  Peter Locke recoge algunas reflexiones de personas que trabajan en el campo psico-social en la zona que son muy interesantes. Así, algunos apuntan a que la situación de shock colectivo atribuida a quienes allí viven se relaciona con una experiencia de desborde que puede estar en relación, más que con la guerra sufrida, con el paso del socialismo a un cierto tipo de capitalismo. De hecho, señalan que son much@s quienes hablan de que preferían la vida durante el asedio de Sarajevo que bajo el nuevo sistema económico. En aquel momento, la vida consistía en un sobrevivir día a día, y existía una cierta solidaridad y simpatía dentro del sufrimiento colectivo, apoyo mutuo y estrategias compartidas de supervivencia. Ahora, esos lazos de solidaridad colectiva se han perdido.  

Una idea parecida he escuchado de familias que tras haber vivido en un barrio de chabolas han sido realojadas en pisos, separadas unas de otras. En la chabola la vida era difícil, muy difícil, pero había una red de apoyo con la que se podía contar en cierta medida, más aún frente a problemas graves. En las viviendas en altura, con el modelo de aislamiento entre vecinos y la falta de reconocimiento mutuo, la dinámica del “sálvese quien pueda” deja a estas familias en una situación de crisis permanente con muy pocos recursos en los que apoyarse.   

Esto puede llevar incluso a expresar cierta nostalgia por el pasado en el que, pese la situación materialmente más difícil, se reconocía una comunidad de la que se formaba parte. Es importante no dejarse atrapar por este espejismo, y saber reconocer las ventajas (que seguro que las hay también) del  momento actual. Pero es necesario al mismo tiempo mirarse en este espejo de lo ya vivido para recuperar valores y elementos fundamentales (la solidaridad, el apoyo mutuo, el mero (re) conocimiento del otro), para poder apostar por la construcción de un presente y un futuro en los que ir tejiendo esas redes que terminan dando sentido a nuestro estar en el mundo.

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