Desde hace ya algunos años se vienen
promoviendo campañas de desobediencia civil
en los meses de ajuste de cuentas con Hacienda, por un lado para
denunciar la inversión de fondos públicas en la industria militar y
armamentística y por otro para desviar la parte proporcional de
nuestra contribución a proyectos que de verdad contribuyen a la
construcción de la paz y del común. Es lo que se conoce como
Objeción
Fiscal a los Gastos Militares.
Fiel a su cita, la campaña de este año acaba de presentarse hace
pocos días. Aunque con la que está cayendo algun@s podrían poner
en cuestión la oportunidad de esta propuesta, al comparar los datos de los recortes propuestos en educación y sanidad con lamucho menor disminución de los gastos militares
(y eso sólo si hablamos de los gastos reconocidos y directos, porque
si tenemos presente la apuesta por reforzar las respuestas policiales
y represivas...), parece evidente la importancia de poner en cuestión
de manera cada vez más clara estos últimos.
Y
precisamente por la necesidad de poner en cuestión la gestión de lo
público que se está haciendo, ha surgido una iniciativa para
extender la desobediencia civil de manera
masiva, bajo el título de Derecho
de rebelión, y con una
primera aportación que es el Manual
de Desobediencia Económica
como herramienta para ejercitar la insumisión fiscal.
Tal y como está
el patio, habrá que pensar cómo gestionar de manera responsable
“nuestro” dinero...
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