Han sido dos horas agotadoras. Sin parar de andar, sin parar de mirar, sin parar de sentir el silencio golpeando tras cada cuerpo anclado en la calle. Las calles eran las mismas que otras veces pasé en coche o andando, deprisa, sin reparar en los detalles. Pero esta vez iba acompañando por alguien que aúna experiencia y ganas de compartir, unir mundos y transformar. Y así, me iba desplegando ante mis ojos el mapa de los rincones donde se resguardan aquellos que son lanzados al frío olvido de la calle. Descubrí así que cada parque acoge a muchos de los que se tienen que esconder para no ser expulsados una vez más, que cada recoveco se transforma en un escondite para poder guardar con una mínima seguridad las escasas pertenencias, que cada detalle del paisaje urbano puede ser transformado en una herramienta o una amenaza.
Pero sobre todo, me quedo con la imagen de las diversas luchas que cada uno emprende, y que algunos consiguen compartir en familia o grupo. Frente a la imagen que se suele transmitir habitualmente, no es posible la pasividad si se quiere sobrevivir. Hay mil maneras diferentes, pero se hace necesario inventar continuamente salidas que permitan comer, protegerse, huir de la soledad, no caer en la desesperación... Respirar.
Un pueblo en lucha. Acá al lado. Entre nosotros, sin ser vistos.
2 comentarios:
Ayer, gracias a tí y a tu post http://desastrando.blogspot.com/2011/03/miradas-de-cine.html asistí al pase de NosOtros de Carlos Esbert y conocí el proyecto del que forma parte dicho documental.
El resultado del trabajo, dirigido por Fernando Fajardo, está plasmado en el libro
http://www.caritas.es/publicaciones_compra.aspx?Id=1189&Idioma=1&Diocesis=1&Tipo=Sa
Pienso que hablará de cosas parecidas a las que nos describes.
Gracias por la información,habrá que echarle un ojillo!!
Publicar un comentario