"Primero dijimos que había que rechazar la violencia, y lo hicieron. Después, que se desmarcaran de ETA, y lo pusieron en sus estatutos. Añadimos la condición de que no hubiera violencia, y hay un alto el fuego permanente. Cumplidos todos los requisitos, les pedimos más: que además de rechazar, condenen; que extiendan esa condena al pasado; y que desaparezca ETA.
Imagino que la capacidad de tragar sapos de la izquierda abertzale no es infinita, y supongo que no tendrán mucha confianza en que cumpliendo las nuevas exigencias vayan a ser legalizados. Visto lo visto, lo previsible es que luego vengan nuevos requisitos. Y además, digan lo que digan, siempre quedará el último comodín: acusarles de mentir. “Ah, sí, condenan pero no es sincero”; “vale, ETA se disuelve, pero es una disolución-trampa.”
De tanto tirar, corremos el riesgo de romper la cuerda: que llegue un momento en que algunos se harten y digan que por este camino no hay nada que hacer, creen una escisión y echemos a perder lo conseguido."
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