martes, 19 de enero de 2010

Sumas y Restos de Haiti

Resulta difícil no verse arrastrado por las imágenes y las palabras que nos lanzan en torno a lo que ocurre en Haití, muchas de ellas describiéndo el lugar como un infierno, un caos, una locura...


Y, sin embargo, desde otros lugares, desde otros compromisos con lazos previos a esta catástrofe, llega otra visión de este pueblo, no como un simple necesitado, sino como un ejemplo del que aprender.


Así, desde diferentes lugares del Movimiento Cuarto Mundo cuentan:


"El año pasado tuve la suerte de compartir quince días con algunos militantes, aliados y voluntarios del Movimiento Cuarto Mundo en Haití. Paseé con ellos por Puerto Príncipe, escuché de su vida, de su lucha, de su esperanza. No era teoria, era la vida compartida, los actos concretos de personas que no aceptan que sus vecinos, sus amigos mueran de una enfermedad curable, que sean mantenidos en la ignorancia o sean olvidados de todos. Me imùpresionó Jean François, un joven que en los momentos más duros de la violencia que vivió la isla hace dos años, juntó a los niños y jóvenes de su barrio y bajó a la plaza central donde bandas de jóvenes desesperados lo rompian todo y cantó con ellos canciones de paz. Hablaron con los jóvenes, intentaron construir la paz real. Mostraron que se pueden buscar otros caminos a pesar del sufrimiento, también cuando parece que ya nada merece la pena porque demasiadas veces y demasiados actos parecen demostrar que no le importas a nadie y que tu vida no vale nada. De esto no hablaron los medios de comunicación. No es espectacular, no es sensacionalista. Pero construye caminos de futuro en presentes que parecen sin salida."

Y desde Cuarto Mundo Haití (leer el texto completo): 

Viven en la calle, como todo el mundo en Haití en estos días, junto con miembros del equipo, las familias, con los vecinos … “Detrás de la casa del Movimiento, que se ha mantenido en pié, somos unas 100 personas pasando juntos la noche, reconfortándonos unos a otros, dándonos ánimos y seguridad”

(...)
 
“El primer día contamos 74 aviones sobrevolando nuestras cabezas. Esta visión nos llenó de esperanza, pero hasta hoy ninguna ayuda ha llegado a los barrios de Martissant y Grande Ravine. Se trata de lugares inaccesibles en coche, que están sujetos a deslizamientos de tierra. La carestía de comida, agua y ayuda médica es terrible. Cuando llega un poco de socorro, la angustia se apodera de todos.”


Saben que por el momento sólo pueden contar con su propia ayuda. "Enterramos a los muertos, levantamos los escombros… los comerciantes del barrio preparan pequeños paquetes de comida para que unos y otros puedan comprarla con el poquito dinero que tienen en sus bolsillos.”

Este lunes 18 de Enero, el equipo de voluntarios y otros miembros del Movimiento, aliados y familias, se han reunido para discutir la manera de organizarse los días y semanas que vienen, con el fin de asegurar que las familias más aisladas puedan acceder a los lugares de acogida, y a la ayuda médica y de emergencia.
 


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¿Porque este contraste de visiones respecto a lo que nos cuentan los medios? En ALAI ofrecen información que pone los pelos de punta sólo de pensar que pudiera ser cierta sobre los intereses que pueden estar en juego, y nuevas versiones personales que contradicen la imagen de caos:


"El director del Ciné Institute de Jacmel, David Belle, también contradice radicalmente la imagen de caos y violencia difundida por los medios. “Me han contado que muchos medios informativos norteamericanos pintan Haití como un polvorín a punto de explotar. Me han dicho que los reportajes principales de los grandes medios solo hablan de violencia y caos. Nada hay más lejos de la realidad… Ni una sola vez he sido testigo de un solo acto de agresión o violencia. Al contrario, hemos visto a vecinos ayudando a vecinos y amigos ayudando a amigos y extraños. Hemos visto a vecinos excavando en los escombros con las manos desnudas para encontrar a supervivientes. Hemos visto a curanderos tradicionales tratando a los heridos; hemos visto ceremonias solemnes ante entierros colectivos, y a moradores esperando pacientemente, bajo un sol abrasador, con nada más que unas pocas pertenencias que les quedaron. Una ciudad mutilada de dos millones de seres esperando ayuda, medicina, alimento y agua. La mayoría no ha recibido nada. Haití puede enorgullecerse de sus sobrevivientes. Su dignidad y decencia frente a esta tragedia son en sí mismas asombrosas”

4 comentarios:

Carlos dijo...

Yo voy a mirarlo de otra manera: ¿y si fuéramos siempre sensibles a lo que pasa fuera? ¿Por qué sólo nos acordamos de Haití en estos momentos? ¿Por qué esperamos a una desgracia como esta para condonar la deuda a Haití? Si ahora afirmamos que es responsabilidad de todos ayudar a reconstruir el país, ¿por qué no lo era hace dos semanas?

Abrazotes vietnamitas

dandindan dijo...

Todo eso es cierto... Pero lo que más rabia me da es pensar que tras esta "preocupación" actual se esconden tantos beneficios buscados... desde el colgarse la medalla de quién es más solidario y/o eficaz, a todo el tema del control y negocio posterior de reconstrucción...

Ahora que toda esta "ayuda" y "preocupación" se viene encima, como dice el equipo de Cuarto Mundo Haití, ¿cómo hacer para que toda esta ayuda, que puede ser vital, no humille los esfuerzos del pueblo haitiano? ¿Porqué no partir de estos esfuerzos para reconstruir el país? ¿Desde fuera, deprisa, corriendo y sin estar enraizado en la realidad se puede generar algo que no haga más esclavo a este pueblo?

Carlos dijo...

Yo no me refería a la cooperación de los países, sino a la reacción que genera en nosotros. Trataba de encontrar una forma de cambiar nuestra visión sobre nuestra responsabilidad hacia el otro, hacia lo de fuera, sin analizar la respuesta en sí.

Sobre la respuesta, habrá dos fases: la emergencia, que se tendrá que hacer rápidamente y no creo que puedan contar mucho con lo que hay (p.e. un hospital con 150 médicos se había quedado con sólo 20) y dentro de nada tocará pensar en la reconstrucción.

En cualquier caso, es evidente que la respuesta ha sido caótica, sospecho que porque Haití no tiene mucha capacidad institucional, porque se quedó aún más dañada por el terremoto y porque NNUU y gobs occidentales han sido incapaces de saber qué hacía cada quién.

dandindan dijo...

la jodienda es que la respuesta personal de cada un@ está tan mediatizada por la avalancha que se nos está viniendo encima... y que además nos aleja de la realidad de pobreza más cercana. Ahora hasta en el metro te bombardean con mensajes para que colabores en Haiti, mientras a la gente de Cañada Real se les vende como chorizos que no merecen ayuda...

¿Porqué antes no mirábamos a Haiti? Creo que porque no nos lo enseñaban. Y ahora no nos dejan mirar a otro lado, y jugando mucho con nuestra emotividad...