Es difícil asomarse a la realidad de l@s que sufren y no buscar una solución...
Es difícil descubrir la injusticia cotidiana en la que viven y permanecer callado...
Y así, de manera casi inmediata, llenamos el abismo que ante nosotr@s abre el dolor del otro con acciones y palabras.
Tapamos ese vacío porque nos aterra enfrentarnos a la impotencia y al silencio que anuncia.
Nuestra propuestas pueden funcionar... o no. Nuestras palabras pueden transformar... o no.
¿Y qué pasa después?
Porque si la realidad sufriente a la que nos acercamos se mantiene en el tiempo, como suele ocurrir en tantos entornos de nuestro mundo...
¿Hasta cuando tendremos acciones y palabras con las que ahuyentar el vacío?
¿Qué pasara cuando se nos agoten?
Una opción: huir, escapar, olvidar...
La otra: enfrentar el silencio, sostener la impotencia, compartiéndola con aquell@s que no tienen posibilidad de fuga.
Ahí empieza el acompañamiento real.
Ahí comienza a construirse una relación realmente liberadora.
2 comentarios:
gracias dani por esta entrada, es maravillosa y me has ayudado mucho con ella.
estibaliz garrido
gracias a ti, por el eco sencillo y sincero. Un beso,
dandindan
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