La piedad y la horca: Historia de la miseria
y de la caridad en Europa
Bronislaw Geremek
Aunque con los recortes que ha habido en prestaciones sociales pudiera parecer que el objetivo es que haya más gente viviendo en la calle, parece ser que en realidad estas personas no son muy queridas en las grandes urbes, como ha manifestado hoy Gallardón. Ya lo intentó haciendo cada vez más incómodos sus posibles lugares de alojamiento. Pero ahora hay que ir más allá y hacer un último esfuerzo por quitarles de en medio, que no molesten, por lo menos a los comerciantes, que parece que son los que más se quejan.
Está claro que tener a los pobres a la vista no es buen negocio... Los dispositivos para éstos si pueden serlo, no son muy caros y dan buena imagen, y si no funcionan siempre se podrá culpar a los "usuarios".
Parece mentira cómo nos empeñamos en repetir lo que tantas veces ha demostrado ser un esfuerzo inútil y que sólo conlleva sufrimiento a aquellos que están en una situación más difícil.
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