domingo, 26 de diciembre de 2010

La importancia de los verbos (y II)

Hace ya tiempo recogía una reflexión de Ivan Ilich sobre este tema, y ahora encuentro otro texto de John Holloway en su libro "Cambiar el mundo sin tomar el poder" que creo que complementa a la primera:


"El dominio de la identidad implica ciertas jerarquías lingüísticas. Implica, por ejemplo, el dominio de un verbo, "es", sobre todos los demás. En un mundo definido, los otros verbos se desactivan: su fuerza la limita aquello que es. El hacer es un hacer que no sólo está limitado por, sino impregnado de, lo que es: nuestra actividad cotidiana está impregnada por e impregnada de lo que es. Dicho de otro modo, la eseidad implica el dominio de los sustantivos sobre los verbos. Aquello que es se cristaliza, se consolida, se rigidiza en sustantivos: en los sustantivos se suprime o se contiene el movimiento."


Y ahora que se celebra, en estas fechas, el nacimiento de Jesús, no puedo dejar de acordarme del comienzo del Evangelio de Juan, en el que afirma: "En el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios". Porque, ¿con qué se identifica más ese Dios que anunció Jesús? ¿Con la esencia divina cristalizada o con el movimiento y fluir constante? ¿A qué vino a invitar al ser humano? ¿A buscar su identidad o a perderla? ¿A la quietud aislada o al caminar hacia el otro?


El hacer frente a lo hecho... La lucha sigue...

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